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Satoru era bien conocido por ser alguien con poco tacto y empatía, le gustaba molestar a los de primer año y deslumbrar su belleza ante todos y recibir uno que otro regalo que le dan sus enamorados.

A un que por dentro se desmoronaba no mostraba vulnerabilidad ante nadie, gustaba más de ser odiado y ala vez de ser amado, pero nunca que lo miraran con lastima.

Las únicas personas que consideraba "amigos de la escuela" eran, Shoko, una castaña de cabello corto que se llevaba bien tanto con el y Suguru, también estaba Nanami kento, un pelirubio amargado pero confiable para el, también Mei Mei una peliblanca adicta al dinero que de vez en cuando está le tiraba indirectas a Satoru que esté ni entendía, también Utahime una peliazul que odiaba a Gojo y este la molestaba cada que podía, por último estaba Yuibara un castaño al igual que sus ojos, alegre y muy sonriente, este era el único que Nanami permitía que invadiera su espacio personal y el único que con Gojo asían travesuras.

Para ser realista ninguno lo soportaba y a Satoru le daba igual mientras Suguru estuviese a su lado, de ahí no le interesaba saber quién le caía bien o no.

Se escapaba de clases seguidamente arrastrando a suguru, Suguru como el idiota enamorado que era lo seguía sin pensarla dos veces, Shoko se molestaba por las actividades infantiles de Satoru pero este la importaba una mierda.

Su place para pasar la hora de clases que se saltaron era en una bodega cerca de las canchas, donde se guardaban las pelotas y cosas similares.

Avía un sillón morado el cual ambos chicos se sentaban y unos cuantos rayos del sol se posaban en sus rostros sintiendo el leve calor que daban.

Esos pequeños momentos eran muy preciados para el albino, disfruta de la compañía de su amigo y el espacio reducido, tan relajante, tan placentero.

—Que opinas de las almas gemelas Satoru?— el pelinegro rompió el silencio que para nada era incómodo o necesario de romper.

El albino volteó a verle con duda en su rostro.

—¿Que que opino?— paso su mano por su mentón, trataba de organizar palabras que lograrán trasmitir lo que pensaba al respecto.

—Pienso que, las almas gemelas están destinadas a conocerse y experimentar el amor, aprender amarse, ha quererse, no siempre suele destinarse a ser pareja, las almas gemelas pueden llegar de diferentes formas como amigos, amigos que son almas gemelas, pero sabes....— su expresión cambio a una de duda a una triste.

Suguru quien estaba a un costado del albino, noto la expresión triste de Satoru.

—¿Que sucede?— Dijo el pelinegro.

—Las almas gemelas están destinadas aprender el amor y aprender amar... Están destinadas de sentir la pasión, de compartir una conexión única y especial pero nunca...— Cerro los ojos con lentitud. —Nunca están destinados a estar juntos... Su único propósito es coincidir y aprender a ser amados y amar para separarse una vez su único propósito de encontrarse sea complido, ambos estarán preparados para encontrarse con el amor de su vida...— Finalizó con un tono triste.

El pelinegro lo miro atónico, de verdad era su amigo quien le dijo todo eso? De verdad era la misma persona que decía que esas cosas eran reverenda estupidez?.

Simplemente quedó sin palabras con lo que dijo el albino, nunca le avía dicho algo así apesar de que están juntos desde el jardín de niños, a un recuerdo cuando en la primaria una niña se le declaró diciendo que eran almas gemelas y Satoru la rechazo fríamente diciendo que esas son estupideces.

Ahora podía apreciar más lo mucho que el albino avía crecido durante el paso de los años, crecieron juntos que, su comportamiento era igual desde que era un crío, a un así lo amaba tanto.

Almas Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora