Sake

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A pesar del aislamiento y la soledad por los que ella había pasado, aún tenía claros recuerdos de lo que él significaba para su vida; el hombre con quien había pasado tantos años y tantas experiencias. Era aquel sabio la razón por la que Tsunade decidió volver a tomar las riendas de su vida.

Aquella noche, Tsunade se encontraba sola en casa. Finalmente, después de tantos días de trabajo sin parar, tuvo la oportunidad de tomar una noche de descanso.

Era el festival de primavera de Konoha y todos se hayaban afuera divirtiéndose y bebiendo alcohol hasta quedar tirados en el suelo. Además, era una oportunidad para el amor, Incluso shinobis como Asuma o Kurenai, aprovechaban para pasar un rato juntos. Los fuegos artificiales, los juegos de habilidad y la comida, hacían de esa noche la mejor de todo el año. Jiraiya no era la excepción, a él le encantaba salir a beber con mujeres bonitas e impresionarlas con todas las habilidades que poseía, pero esta era una ocasión especial, una que sólo pasa cada año. Ahora podía invitar a salir a alguien con quien realmente la pasara bien; Tsunade, su mejor amiga y la mujer a la que amaba, era la cita perfecta. Siempre podía charlar con ella de lo que fuera, tenían una conexión especial y ambos tenían un gusto peculiar por el sake.

El peli blanco llevaba sus mejores prendas, su fragancia favorita y lo más importante de todo: el pergamino que siempre le acompañaba en la espalda. Supo que la rubia a la que buscaba se encontraría en la oficina trabajando como de costumbre, pero para su sorpresa no estaba ahí. Entonces se dirigió a casa de la sannin, no muy lejos de la oficina, y la invitaría a tomar un trago.

Tocó la puerta de su casa y escuchó la respuesta de una irritada mujer.

-- ¿Ahora que necesitan? -- dijo Tsunade al otro lado de la puerta.

-- Soy yo, Jiraiya. Abre la puerta, anciana. -- Respondió con un tono travieso y orgulloso.

Tsunade abrió lentamente la puerta y asomó la cabeza.

-- ¿Sucede algo?

-- ¿Qué estás haciendo aquí? Es el festival más importante de Konoha, deberías estar allá afuera con todos tus compañeros shinobi divirtiéndote un rato.

-- Tonterías -- dijo la hockague sin dejar a la vista su cuerpo. -- Los festivales son sólo excusas para dejar de trabajar.

-- No seas aguafiestas y sal a beber conmigo.

Jiraiya intentó ver los adentros de la casa de Tsunade, pero ésta entrecerraba la puerta para evitarlo.

-- ¿Qué a caso no quieres verme? ¿O es que ya no te gusta beber? -- insistió tratando de burlarse de ella.

El viejo quiso abrir la puerta para ver a la sannin por completo, pero ella lo detenía con fuerza, la puerta ni se movía. Entonces, notó que el cabello rubio de la hockague estaba algo humedo y no llevaba sus distintivas colas de caballo. Soltó la manija de inmediato y dio dos pasos hacia atrás.

-- Bueno, tendré que volver otro día, supongo que ahora beberé solo o podría invitar a Naruto. -- Rio el sannin dando media vuelta.

-- Está bien -- dijo Tsunade. Bajó la vista por unos intantes y se percató de que Jiraiya llevaba puesta ropa nueva, incluso detectaba el suave olor de su colonia. -- Diviértanse -- Añadió con un suspiro.

El sabio continuó alejandose de la casa de Tsunade hasta escuchar cómo ella cerraba la puerta lentamente. Pasaron un par de segundos y nuevamente escuchó la manija de la puerta al abrirse.

-- Oye, tonto -- Gritó la rubia -- ¿por qué no te quedas a tomar tú conmigo?

Jiraiya se dio la vuelta y, con una enorme sonrisa, aceptó la propuesta.

Nosotros: Tsunade x JiraiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora