Invitación

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Cayeron dormidos hasta que los primeros rayos de sol comenzaron a derretir la nieve de la aldea. Eran las 6 de la mañana cuando dejaron de hacer el amor. Ahora yacían en la cama de la Hockague abrazados para conservar el calor de sus cuerpos.

Tsunade despertó un par de horas después, estaba envuelta en los brazos del sannin, quien aún dormía profundamente. La rubia se quitó de encima las sábanas y, con delicadeza, quitó el brazo de Jiraiya de su cintura. Después, le dio un beso en la mejilla y quedó unos segundos observando su pecho lampiño y sus hombros fuertes; sonrió y lo cubrió con el resto de las sábanas.

-- Eres un pervertido... -- susurró la rubia antes de prepararse para salir a trabajar.

Estaba desnuda, así que buscó cubrirse con la camisa que Jiraiya había dejado en el baño hace horas. Hacía mucho frío. Su rostro mostraba una sonrisa de oreja a oreja y las mejillas ruborizadas, recordando las caricias de esa misma noche.

A pesar de que Tsunade quería permanecer en la cama junto a Jiraiya, debía ir a trabajar, encargarse de todo el asunto de la tormenta. Incluso consideró la posibilidad de dejarlo todo ese día para sólo quedarse con él, aunque era imposible, tenía mucho que resolver.

La hockague asomó la cabeza por la ventana de su habitación, intentó evitar que la luz traspasara la cortina y notó que la nieve se había descongelado en gran parte.

Alguien tocó a la puerta de su casa, ella salió rápido de la habitacción y la cerró para que Jiraiya no despertase. Se dirigió a la entrada, abrió la puerta; era Shizune enrollada en abrigos y bufandas para el frío.

-- ¿Shizune? ¿Qué sucede? Entra, está haciendo frío... -- dijo Tsunade haciendo pasar a Shizune a la sala de su casa.

-- Lamento la inesperada visita, mi Lady, solamente quise asegurarme que estuviera en casa. -- replicó Shizune con las mejillas y la nariz rojas. -- Además, todos nuestros shinobi deben reiniciar con sus actividades para poder realizar la cena de aniversario... -- la azabache fue interrumpida por su maestra, que la observaba divertida.

-- Tranquilízate, Shizune -- respondió la sannin con una tierna sonrisa y dejando que se sentara en el sofá de la sala -- aún estamos a tiempo para reanudar nuestra labor. En un par de horas estaré trabajando de nuevo en la oficina y tú te encargarás de los preparativos para esa cena.

-- Claro... tiene razón, lo siento mucho, Lady Tsunade. -- dijo Shizune un poco avergonzada.

De pronto, un fuerte ruido en la habitacción de Tsunade provocó que la azabache quedase paralizada. Había escuchado claramente el familiar gruñido de un hombre, seguido de un objeto que cayó al suelo.

-- ¿Qué fue...?

La sannin enrojeció y miró a Shizune con vergüenza.

-- Yo... no escuché nada. -- dijo Tsunade nerviosa.

Su alumna lo supo de inmediato. Supo que ella y Jiraiya llevaban mucho tiempo ocultando algo, no sabía qué exactamente, pero sospechaba de una relación amorosa entre los sannin de Konoha. Ese era el por qué de los repentinos cambios de humor de Tsunade cuando Jiraiya visitaba su oficina, tenían algo entre manos y ahora sabía su secreto.

-- ¡Lo sabía! Sabía que usted y el maestro Jiraiya ocultaban algo. -- dijo Shizune satisfecha por su descubrimiento.

Tsunade la miró algo apenada, pero al mismo tiempo, con alivio de que supiera la verdad. Shizune era como su hija, era la sobrina del que alguna vez fue su pareja; era en quien más confiaba y la persona que permaneció a su lado cuando vivió una crisis después de la muerte de Dan. No quería imaginar lo extraño que sería decirle que estaba enamorada de Jiraiya y ya no más de Dan ¿Qué pensaría Shizune de todo eso?
Probablemente no la volvería a ver de la misma manera, o quizá no tendría otra alternativa más que aceptar forzosamente los sentimientos de la mujer a quien más admiración le tenía.

Nosotros: Tsunade x JiraiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora