❚𝘌𝘯𝘢𝘮𝘰𝘳𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘢 𝘓𝘢 𝘝𝘪𝘭𝘭𝘢𝘯𝘢❚

02

—Papá... ¿Por qué mamá siempre está con Selena y no conmigo?

Celestine quien estaba practicando esgrima junto a su padre, veía a la lejanía como su hermana gemela convivía con su progenitora mientras bebían el té.
Aquella familia de cuatro integrantes se encontraba en el jardín, era algo común que los domingos por la mañana, la familia estuviera fuera del castillo disfrutando del día. Aunque eso signifique qué igual deban de estar separados.

—Yo también quiero estar con mamá, Selena siempre está con ella... ¡No es justo! —El pequeño pelirrojo había lanzado su espada de madera al suelo para ir corriendo en dirección de aquellas mujeres que tomaban el té bajo una pequeña galería circular de color blanco. —¡Mamá!

—¡Cómo rayos no puedes sostener de manera correcta una taza! —Era la voz de su progenitora la cual estaba regañando a su gemela.
Celestine tembló, era la primera vez que escuchaba cómo su madre alzaba la voz de esa manera, por lo tanto decidió esconderse en uno de los arbustos qué estaban justo al lado de la galería. —Debes de alzar tu meñique unos 90°, lo acabas de levantar unos 88°.

—¿No es casi lo mismo, madre? —La voz temblorosa de Selena daba a entender que ya lo había intentado varias veces sin tener éxito. —Quisiera tomar tranquilamente el té contigo mamá...

—Gracias a que no sabes como sostener una taza, ya se enfrió el té. —Kanna, la madre de aquellos gemelos había derramado a un lado suyo el líquido que se encontraba en su taza. Selena solo miraba deprimidamente el como su madre se levantaba para retirarse del lugar.

Cuándo aquella rubia ya estaba lejos de la galería, el pelirrojo se levantó rápidamente para ir junto a su gemela. Había escuchado que ella estaba sollozando.
Celestine entonces se sentó donde anteriormente estaba su progenitora para así intentar hablarle a Selena.

—¡Si gustas puedo tomar el té contigo hermana! Le pediré a Martha que nos traiga un pastel de chocolate y-

—Callate Celestine, una dama noble no debe de abusar con los dulces. —Luego de lo dicho, se había puesto de pie para retirarse del lugar mientras trataba de no derramar sus lágrimas.
Detestaba un montón qué su madre aplique los mismos métodos de crianza qué había recibido en su niñez en ella. Su deseo era poder pasar una tarde tranquila con su progenitora sin que esta la regañe o lastime por no hacer bien las cosas.

Odiaba ser una noble, solo quería jugar y divertirse. ¿Era mucho pedir siendo una niña de ocho años?
El pelirrojo solo podía ver como su gemela ya se marchaba por aquel sendero de mármol hasta perderla de su punto de vista entre los matorrales. Suspiro entonces amargamente, siempre la actitud de su hermana lo ponía de malas.

—¡Celestine!... ¡Celestine!.... ¡Oye, Celestine!

El nombrado había salido de sus recuerdos mientras tenía en sus manos aquella espada de madera que se les otorgaba a los estudiantes que practicaban el esgrima para caballeros. En estos momentos se encontraba junto a sus compañeros practicando un poco con el arma antes de ir al salón de clases perteneciente, pues aún era de mañana, aun no salía el sol en su totalidad. Como era costumbre para él, como también para su padre Simón Evan, entrenar a primera hora para así tener energías recargadas en las primeras horas de la mañana. En estos instantes se encontraba junto a su fiel compañero de aventuras Khan, aunque el mencionado odiaba que el pelirrojo lo trajera todas las mañanas a blandir su espada, no negaba que le agradaba todos estos momentos junto a él; aunque por fuera era un noble codicioso que siempre iba caminando con su alto ego y mujeres por detrás, Celestine solo era una persona sensible y débil por dentro.

—Perdón Khan, no estaba prestando atención, ¿Sucede algo? —El moreno solo rio bajo mientras palpaba la cabeza del pelirrojo.

—Estas de nuevo en las nubes, viejo. —El termino viejo lo usaba el contrario para referirse a su amigo el Evan. —¿Acaso hay una nueva chica que esta invadiendo tu mente? —Había preguntado pícaramente.