¿Qué pasa cuando te encierran durante siete minutos con el chico que te gusta en un armario?
Eso es lo que descubrirían Spreen y Juan en esa fiesta.
¡ one-shot !
=^. .^= : contenido 18+ / Spruan / el dibujo de la portada no es mío...
Era de madrugada, todas las casas de Tortillaland estaban en silencio, por excepto una, la casa de Auron, la cual se lograba escuchar a grandes distancias la fuerte música que había en esta, y claro, había una fiesta adentro, dentro de la fiesta estaban algunos habitantes como Carre, Robleis, Mariana, Mayichi, Aroyitt, Cristinini, Ari, Noni, Tanizen, Zorman, Juan y por último Spreen, el cual había sido obligado por Carre a venir a la fiesta.
Más que una fiesta era una reunión de amigos, jugaban y platicaban en un ambiente divertido y cómodo, y claro, no faltaba el alcohol, haciendo que con tan solo una hora casi todos estuvieran con ese aliento de cerveza pareciendo que desayunaban cocaína.
Claro, casi todos por Spreen, el cual prefería mantenerse sobrio antes que estar borracho como la mayoría.
— juguemos algo más.. atrevido.. — propuso Robleis con una sonrisa atontada con ese peste de alcoholizado
Todos voltearon a ver a Robleis prestando atención, incluso los que se habían subido a la mesa de Auron.
— ¿A que te refieres? — preguntó Juan curioso al igual que los demás
— Han escuchado ese juego llamado... — Robleis intentó recordar el nombre, pero con tanto peste y ruido de la música no lograba recordar bien — 7 minutos dentro del sumiso? —
— es 7 minutos en el paraíso. — Dijo Spreen asqueado, no le gustaba estar en fiestas y menos jugar juegos de adolescentes hormonales.
— Yo lo había jugado en secundaria, es un poco mierda pero bueno, dos personas se meten a un armario durante siete minutos completamente solos — Dijo Juan mientras seguía bebiendo — Necesitamos una botella para escoger a los participantes —
Al acabar de explicar el juego mostró su botella vacía y la puso sobre el suelo, aún dejando varias gotas de cerveza.
Apenas puso la botella todos se pusieron en círculo dejando un espacio libre, el cual era de Spreen, no quería jugar a ese jueguito que le parecía inmaduro.
— No seas hijo de puta Spreen, ven y juega — suplico Carre, quería que su amigo se distrajera de tanto trabajo y se divirtiera, pero parecía más incomodo que divertido.
Al final Spreen accedió jugar, tenía un poco de fe de que no tuviera tanta mala suerte y le tocara con alguien, no creía que la vida le tuviera tanto odio para hacerlo jugar algo asi
¿Verdad?
— Spreen! — Juan grito intentando llamar la atención del hibrido, haciendo que se saliera de sus pensamientos y volviera a la realidad.
— ¿Que queres mago de mierda? — Spreen contestó a sus gritos enojado, no le gustaba cuando le gritaban, se sentía ofendido, sentía que le faltaban el respeto.
— Nos tocó a nosotros dos pendejo. — dijo Juan mientras señalaba la botella la cual daba a la dirección de los dos
Wow, que pésima suerte.
O buena, quien sabe.
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