Capítulo 32 Consecuencias

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El sueño reparador fue duradero. Megara despertó en una habitación extraña, más lujosa que la anterior proporcionada por los gobernantes de Aranjod. No era porque hubiera ascendido en su posición como la única miembro de la guardia de la reina, a una de mayor prestigio que estuviera ligada directamente con Gisli, fue a causa de los sectores del castillo que fueron derrumbados por el ataque del dragón plateado y el gremio de hechiceros. Tal y como le prometió, Katriel estaba a su lado, sentado sobre una silla de terciopelo leyendo un libro. No se llevaba bien con los libros, aprendió a leer en medio de su entrenamiento como caballero y no en su niñez como Megara, curiosa al explorar las viejas bibliotecas en las ruinas de los magos Clefios.

―Debes estar muy aburrido ―observó ella.

Al escuchar la voz débil y ronca de la mujer, hizo a un lado la lectura y acudió.

―La abstinencia es aburrida.

―¿Cuánto tiempo dormí?

Katriel le tocó la mejilla con la punta del dedo índice.

―Demasiado, te salieron arrugas nuevas.

―Cállate.

Megara se incorporó con dificultad. Por lo visto no quedaban vestigios en el rostro de Katriel de su encuentro con Windrart, lo cual le indicó que había dormido más de lo que hubiera deseado. El tiempo era importante para recuperarse, pero más para continuar estudiando conjuros que mejoraran sus habilidades ofensivas y defensivas.

―A quién engaño, sigues hermosa como siempre.

―¿Qué ha pasado en mi ausencia? ¿No formaste parte del grupo de reconstrucción?

―Hay seres más aptos que los humanos para levantar pilares y retirar escombros. El Rey Oscuro reforzó la cúpula que protegía el reino. Ahora se aprecia un tono verdoso en el cielo. A pesar de que modificó el color que conocíamos, estoy más tranquilo.

Megara bebió agua de una copa que el caballero le acercó con cuidado. Todavía sus movimientos eran torpes y temblorosos.

―¿Dónde está Lilia? ¿Resultó herida?

―Está de maravilla. Recibió algunos golpes leves. Ha hecho amistad con el cambiaformas. Pasea con él aferrada a su brazo todas las tardes. Tengo una buena vista aquí del jardín. Dejó de transformarse en mujer desde que se volvieron cercanos.

―Un cambiaformas no se enamora.

―¿Has conocido otro además de Shera?

Megara calló.

―Lo supuse.

―Naila estará en perfectas condiciones ―Liapsis retomó el habla―. ¿Qué sabes al respecto? ¿Qué mala decisión tomó esta vez?

―Oí rumores de que le propuso a una invasora un lugar en su guardia y que esta la rechazó suicidándose.

Megara curvó sus labios hacia arriba y comentó:

―¿Qué tan estúpida puede llegar a ser?

―Necesita aprender y tú necesitas depositar tu conocimiento en alguien. Tienes la experiencia y el intelecto para aconsejarla. Así garantizarás una buena vida a los que amas. Me gustaría una habitación lejos de los olorosos centauros. Son excelentes guerreros, pero no practican los hábitos de higiene. Y Lilia, quién sabe, tal vez consiga casarse con lo más parecido a un noble en este lugar. Uno con el que pueda formar una familia y asegurar la permanencia de su linaje.

Por más que Katriel lo intentara (añadiendo su tono característico de humor) Megara no estuvo convencida de que fuera una buena estrategia. Tanto Gisli como Naila eran ladrones por naturaleza, estaba en su herencia el apoderarse de conjuros y habilidades de otros seres, lo cual la convertiría en una potencial amenaza. Se vería obligada a ser extremadamente cuidadosa con sus palabras y acciones.

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