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Tu cuerpo se retuerce en su agarre, su brazo libre se envuelve alrededor de tu cintura, atrayendo tu figura, tu trasero ejerce presión en su entrepierna y soltaste un sonido lastimero por la sensación.
-Realmente eres provocativa, ¿eh? -Comienza en un susurro, su áspera mano afianzando su agarre en tu cuello-. ¿Te gusta sacarme de quicio?
-N-no señor -Balbuceaste, pasando saliva por tu garganta y relamiendo tus labios rojizos por la sección de besos anteriores.
Gun inclinó la cabeza hacia un costado, sus dedos se apretaron más en tu cuello y juraste que estaba tentado en cortarte el aire de no ser por que reduce la fuerza, obligando a que tú tomes un profundo respiro antes de sentirlo juguetear con el dobladillo de tu vestido.
-Creí que estabas más a gusto y vinculada a ser la niña de papá -Dijo con burla notoria-. De nuevo -Exigió, pasando su mano por tus muslos antes de ejercer fuerza para abrirlos, apreciando la humedad notoria en tus bragas color vino, la sonrisa en su cara fue bastante predecible.
-Sí papi -Mordiste tu labio inferior, tratando de apaciguar tu calor interior.
-Eso está mejor.
Acto seguido, hace a un lado tus bragas, pasándolas por tus torneadas piernas hasta que finalmente las tiene en sus manos, jugueteó con la fina tela antes de introducirla en el bolsillo de su pantalón y finalmente acercar su dedo índice a tus paredes íntimas.
Pero no te toca, se burla con notoria satisfacción, casi como si tu rostro que prácticamente le ruega fuera algo que alimenta su poder en ti.
Tratas de ocultar un gemido por sus constantes rechazos a darte lo que querías.
Si tan solo no hubieras tardado en llegar a tiempo cuando te dio la orden, no estarías en esa situación.
Estaba molesto, tampoco era como si Goo presentara algún tipo de amenaza para él, simplemente la actitud que tuviste con el rubio no le pareció y menos el haber llegado tarde por estar hablando con ese idiota, a sus palabras.
-¿Fue entretenido, eh? -Apreció el vestido que estaba subido hasta tus caderas, sus ojos onix se detuvieron en tu resbaladizo coño goteante que gritaba por atención y te inclinaste sobre el escritorio, dándole una vista perfecta-. Es una lástima que esté por arruinar ese bonito coño.
Jadeaste suavemente cuando su mano izquierda se apretó en tu muslo y cuando rozó tu clitoris con uno de sus dedos te removiste en busca de más.
-Quieta -Gruñó, ahora más concentrado en tus expresiones y a juzgar por la suya propia, no quería detenerse.
