UN ENCUENTRO AGRADABLE

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Cada día que pasaba era un día más a la tención que se acrecentaba en los distritos, en aquella fiesta se habían tomado muchos puntos y claro que la popularidad de los lideres de distrito era una herramienta mas en esa guerra que día a día se llevaba acabo bajo la mirada indulgente de cierto rubio.

Desde aquel acalorado encuentro naruto se encontraba consternado a mas no poder, en sus bellas manos ya no había indicio de uñas pues el estrés estaba haciéndolo su victima mas fiel.

Odiaba aquella cicatriz en el cuello, odiaba todo lo que conllevaba tenerla, desde aquel encuentro la marca de propiedad de sasuke ardía como los mil demonios, eso y los múltiples calores nocturnos estaban jugando con su cordura, la molesta manera en la que aquella cicatriz le recordaba que sasuke era dueño de ese cuerpo lo hacia explotar en colera.

Un gran suspiro que lleno su oficina se hizo más sonoro haciendo eco en la vacía habitación, el ver a sasuke había despertado todos aquellos recuerdos, desde los más agradables hasta los más dolorosos, de pronto se vio en aquel hospital llorando en silencio la perdida de su hijo, nada había cambiado en sasuke, seguía siendo el mismo tiránico sujeto.

—vas a acabar con los pocos dedos que te quedan naruto— dijo un pelirrojo mientras con una sonrisa un tanto lastimosa le entregaba una taza de café.

—No se que voy a hacer gaara— el rubio tomo la taza y olfateo el agradable aroma a granos tostados y posteriormente le dio un pequeño sorbo— desde que lo vi mi mente se está volviendo loca, no tengo cabida para mas pensamientos que su estúpido rostro, necesito concentrarme en la campaña— suspiro nuevamente mientras dejo la taza sobre el escritorio y recargo su cabeza en el de manera que cuando este toco su frente hizo un fuerte sonido al golpearse.

—¿el maldito viejo del distrito rojo te dijo algo que te intereso? —pregunto el pelirrojo con una sonrisa ladina

—dijo que me daría una entrevista con su hijo hoy por la tarde, el estará colaborando conmigo en la campaña de los omegas en ese sector, en pocas palabras nos dio luz verde para entrar al sector rojo y hacer de las nuestras— sonrió mientras levanto un pulgar con una sonrisa victoriosa y aventurera. ­

—escuche que su hijo es muy guapo— sonrió descaradamente— a lo mejor te olvidas un poco del trabajo y te diviertes.. — dijo esto mientras lo miraba sobre el hombro al salir de la habitación, naruto no lo pudo ver pero gaara tenia una sonrisa un tanto sugerente.

—quien diablos piensa en diversión cuando tengo en puerta la maldita votación de nuevas reformas, aun me faltan cuatro distritos gaara ... no necesito a un chiquillo detrás de mi culo, al menos no ahora— bufo algo molesto mientras se tallaba el tabique de la nariz.

Naruto se encontraba en las afueras de un enorme edificio con tonalidades marrones, había manejado desde el distrito blanco el mismo, se miro a si mismo en el reflejo de aquellos grandes ventanales, traía un coleta alta y lisa, dejando su cuello al descubierto, esta ultima semana había diseñado un nuevo parche que cubría la cicatriz de una marca, eran aquellos avances tecnológicos que estaban diseñando para los omegas que habían sido marcados a la fuerza, una manera de ocultar y de cierto modo ayudar a aumentar el autoestima en aquellos omegas violentados, su marca era invisible, el parche desaparecía en cuanto se combinaba con el pH del cuerpo y con el desaparecía la mancha, hacia años que no vía su cuello tan pulcro como ese día.

Su ropa era otro caso, llevaba un cuello alto negro y unos pantalones blancos pegados al cuerpo, una chaqueta de cuero y un par de botas con estoperoles, jamás había dejado su faceta rebelde; su rostro pulcro y más pálido desde que había llegado de sus misiones en el distrito eran lo que mas llamaba la atención, pestañas largas rubias y unos hermosos ojos azules mas profundos que el agua, sus labios carnosos e hidratados eran el plus.

♠♦love always hurts♦♠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora