—No te vas a quedar con la niña. —anunció la mujer—. Ya perdí a mi hija, y no pienso perder a mi nieta también. No quiero que siga sufriendo por cuenta tuya.
—Eso lo veremos Alice. —el hombre esbozó una sonrisa cínica—. Tú y yo sabemos, que el dinero todo lo puede.
—Eres un maldito, Michael Fuentes. ¡Un maldito! No se como mi hija, pudo fijarse en alguien como tu.
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
𝆺 𝆺 𝆺
ㅤ
—La custodia queda en manos del señor, Michael Fuen...—¡No! Eso no puede ser así. ¡El es un delincuente! ¡Un mafioso!
—Lo siento, señora Ibarrola, pero la decisión es finalmente definitiva. —declaró el abogado con frialdad—. La ley ampara los derechos de Michael Fuentes, como padre.
Alice se aferró a la silla, con lágrimas en los ojos. Michael, triunfante, se acercó y le susurró con desdén: —Nunca debiste desafiarme, Alice. Ahora, mi hija será educada según mis términos. —desesperada, Alice buscó apoyo en los ojos de su abogado, quien le indicó con un gesto sutil que la lucha legal estaba más que terminada—. No te preocupes. Dejaré que la veas. Pero pobre de ti que digas lo que no debes. —la sala resonó con el golpe del martillo del juez, sellando un destino incierto para la pequeña niña de tan solo 5 años.
ESTÁS LEYENDO
Tras la mirada perdida ©
Teen FictionLa vida de Alexa siempre fue un laberinto oscuro y retorcido, una vida marcada por lágrimas silenciosas y noches de soledad. Desde muy niña, aprendió a construir murallas impenetrables a su alrededor, una defensa contra el mundo que parecía haberle...