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Laura se sintió herida, pero también comprendía su posición.

—Lo siento si te hice sentir incómoda. No era mi intención invadir tu privacidad. Si alguna vez cambias de opinión, estaré aquí. —remarcó Laura con sinceridad dirigiéndose a la puerta.

—No necesito tu amistad. —mencionó Alexa, mientras Laura terminaba de cerrar la puerta a sus espaldas.

A pesar de la frialdad de Alexa, Laura decidió respetar su deseo y darle espacio. Sin embargo, no podía ignorar la conexión que sentía hacia ella, la que quizás y obviamente, Alexa no sentía.

En los días siguientes, trató de demostrar su interés a través de pequeños gestos. Un día, Laura le intenta entregar un café, Alexa rompió el hielo.

—Laura, deja de intentarlo. No necesito tu compasión ni tu amistad. ¿No lo entiendes? —dijo Alexa, cerrándose aún más a cualquier intento de acercamiento.

Laura le miró fijamente y dijo con sinceridad —Todos merecemos tener a alguien que se preocupe por nosotros, Alexa. Aunque no lo hayas pedido, a mi no me cuesta nada preocuparme por tí.

—No me gusta que se metan en mi vida.—la frialdad permanecía en su voz, era tan gélida como su mirada, la cual le provocaba escalofríos a Laura, la cual no supo que decir.




Laura
3:17 am


Despierto ya que escucho como si fuesen quejidos provenientes de la habitación de Alexa, llamo a Michael olvidando que su sueño, es muy pesado. Me levanto y me dirijo a ver que sucede, toco la puerta pero nadie responde, toco dos veces más y nada de respuestas, entro con cautela a la habitación y lo que veo me destroza, Alexa con su manos apretando las sábanas como si estuviese intentando gritar pero al parecer no podía, su rostro estaba todo sudado, sus piernas las movía desesperadamemte cruzándolas, soyosando podía ver unas cuantas lágrimas caer por sus mejillas.

(¿Qué estaría soñando? ¿Qué es, lo que la tendría tan mal?)

Me acerco a ella y la llamo suavemente y a su vez intentando tranquilizarla, pero es imposible, no me soportaba seguir viéndola así, le toqué del hombro e inmediatamente sentí un golpe en mi mejilla haciéndome voltear el rostro.

(¿Pero qué rayos?. Me golpeó más fuerte que la otra vez. Para la próxima tendré más cuidado, capas me deja sin rostro.)

Volteo a ver a Alexa y al notar su rostro me doy cuenta que estaba perdida.

—Hey, hey, tranquila.— intentando calmarla le hablaba con cuidado— Lo siento. Te escuché desde la habitación y vine a verte. ¿Estás bien?. —Ella solo me miraba fijamente mientras su respiración era extremadamente agitada.— Ale...

—Vete. —anuncio mientras sus ojos cristalizaban una vez más.

—No. No me iré a ningún lado. —me negué a salir, ésta vez me quedaría sin importar nada de lo que dijera. Está mal de mi parte, lo sé, pero quiero ayudarla.

—L-laura... necesito que te vallas. —en su garganta parecía haber un nudo el cual le complicaba el habla.

—No se que te haya pasando, ni porque tienes tantas pesadillas, pero no pienso irme. No ésta vez. —sus ojos dejan caer lágrimas que a mi vista eran pesadas.

—Necesito descansar Laura. Vete. —no miraba nada más que el suelo, sus labios temblaban, sus manos estaban cruzadas en su abdomen quitando su rostro de mi vista— Por favor.

—Deja que me quede hasta que te duermas, después... prometo que me iré.

Alexa no dio respuesta alguna, pero asi decido quedarme.  La habitación parecía más fría de lo habitual, y la angustia que emanaba de Alexa llenaba cada rincón.

—¿Puedo hacer algo para ayudarte? No puedo verte así. —susurré, esperando que alexa me saliera con tres piedras en la mano.

Todo pasó muy rápido, cuando sentí a Alexa abrazada a mí. No supe como reaccionar, pero al querer hacerlo sentí la tensión en su cuerpo y se alejó de inmediato.

(Esto no me da buena espina. No se deja tocar. Por más vulnerable que esté, evita que la toquen.)

Pensamientos de todo tipo de mal que le han podido hacer, llegan a mi mente, sacudo mi cabeza y la veo meterse a la cama.




𝆺 𝆺 𝆺


El tiempo pasaba en un silencio tenso, el reloj marcaba cada segundo que se desvanecía en el ambiente cargado de emociones. Laura, decidida a permanecer, notó cómo los sollozos de Alexa se iban apaciguando lentamente. No era momento de presionarla con preguntas, era tiempo de estar presente, de ser el sostén silencioso que necesitaba.

Finalmente, el cuerpo de Alexa cedió al cansancio. Sus sollozos se transformaron en respiraciones tranquilas, signo de que el sueño empezaba a hacer su efecto.

Apenas estuvo segura de que Alexa dormía profundamente, Laura se levantó y con cuidado se acercó, y con un gesto amoroso, dejó un cuidadoso beso en la cabeza, cerró la puerta suavemente y se encaminó hacia la habitación, donde se encontraba Michael sin enterarse de nada.






–––––

O al menos, era lo que pensaba ella.



Tras la mirada perdida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora