Omega En Alquiler [KataIchi - Omegaverse]

Capítulo 2

Ichiji es uno de los omegas estrellas del mercado de vientre en alquiler impuesto por el germa 66. Aquellos con mínimo conocimiento en el mercado siempre iban detrás de él o sus hermanos, sin embargo al valer lo mismo que la costosa iglesia central del reino muy pocos habían logrado obtener el cachorro que querían de él con esperanza de que desarrollará algún tipo de conexión con ellos apartir de su semilla, como algunos otros ya habían echo.

Una conexión que pudieran usar como excusa para volverlos parte de su harem o algún futuro desastroso. Solo uno de ellos que le contrato en verdad estaba interesado en el bebé en su totalidad.

Los demas tontos alfas que pensaban con su aparato reproductor en lugar de su cerebro, no leían la letra pequeña el contrato y se veían asombrados cuando a sus casas o a la cita en la instalación simplemente les llegaba el cachorro, sin más, sin ni si quiera haberlo visto u tan siquiera haberlo olido, solo con un doctor beta esperando el dinero acordado.

Esos terminaron pagando con notoria decepción llevándose al cachorro como fuese sun notar que ichiji les veía desde lejos huyendo de la vista de los guardias para darle una primera y última vista a su cachorro, deprimido a más no poder, sabiendo que esos bebés corrían el peligro de no sobrevivir y si lo hacía él jamás podría sostenerlo en sus brazos... y eso le mataba por dentro hasta el punto de moverse y actuar cual muñeca en las audiencias que otros alfas indecisos o mentirosos hacían tratando de tenerlo y/o embarazarlo.

Eso se convirtió en la nueva atracción del lugar, obligando a los demás omegas a imitarlo por la presión del jefe alfa de nombre judge en busca de que su fuente de dinero no fuese tan fácil de explotar.

A él le gustaba que de ves en cuando vinieran grupos de alfas pidiendo una audiencia con él para terminar en una especie de subasta con olores desagradables e ichiji no podía detectar del todo por culpa del casco... Ajeno a ichiji que se sentía en una pesadilla interminable, el alfa solo buscaba más y más dinero a costa de la vida suya y de sus hermanos...

Lo peor esa saber que ya se sentían indiferentes a ello, que lo único que podían sentir solo era el dolor del parto y algunas veces las contracciones molestas del bebé ante la ausencia de las feromonas del padre.

O al menos eso pensaba hasta ese día en busca de la medicina de uno de sus hermanos, pues un aroma a mochi le pego con fuerza en el pasillo de la instalación y algo asustado por la punzada en su vientre se pregunto de quien se trataría para tener un aroma tan fuerte que incluso se colaba atra ves de ese blindado casco. ¡Que aroma, por dios! Estaba por todos lados, dulce pero demandante, haciendo que sus piernas temblaran por su instinto omega impresionado por el poderío y extremadamente deseoso del poseedor.

Porque cualquier omega buscaría al alfa más fuerte por instinto por más que tratase de negarlo.

Ansioso y más que curioso camino rápidamente pegandose a la pared, siguiendo el aroma que por alguna razón sentía que le llamaba. Probablemente cosa de instintos pero no se iba a negar si con eso podía darle un vistazo al dichoso alfa, quizás así podría imaginar mejor los cuentos de alfas estoicos que aveces leía y quiso creer que por eso sonrió un poco.