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capítulo diez.
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rosario.
Volví al quincho y me senté en la mesa con las chicas para contarles lo que acababa de pasar, al pedo porque me retaron por hacerme la difícil cuando según ellas se ve a kilómetros las ganas que tengo de arreglar las cosas con él.
Solo quiero saber que es lo que quiere o si en este tiempo que no estuve por lo menos pensó en mi, así como yo pensé en él estos días en Brasil. Dudo que en su caso le haya pasado lo mismo que a mi, que me la pase desvelándome o soñando con él sin intención alguna que me suceda. Pero en fin, pasó.
Colidio ahora me miraba desde la parrilla donde estaba con los chicos, enzo era el encargado de hacer el asado y los otros estaban prácticamente mirando como lo hacia. Trataba de no parecer nerviosa por que sabia que me estaba mirando pero simplemente no pude y me cambie de lugar para darle la espalda.
— dios me pone nerviosa. que deje de mirarme.— les digo agarrándome la cara disimuladamente.
— pobrecito tiene cara de perrito mojado.— dice candela y las chicas se ríen.
— no le des bola, hablemos de otra cosa.— le quita importancia paula.
