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capitulo once.
facundo.
Miro otra vez el reloj en mi muñeca y habían pasado solo cinco minutos desde la ultima vez que me fijé. Quizás ella estaba un poco atrasada no mas, quince minutos atrasada. Para mi que soy alguien muy hincha con la puntualidad era mucho, pero obviamente la voy a esperar. Por segunda vez desde que me senté a esperar a Rosario, se me acerca otro mesero a preguntarme si voy a pedir algo.
— no no. estoy esperando a alguien, gracias.— le contesto lo mismo que al anterior y este me asiente en una sonrisa para irse.
Que hago? le mando otro mensaje? no, voy a esperar un rato mas por las dudas capaz esta manejando y no puede contestarme.
Ya le había mandado un mensaje cuando estaba en el estacionamiento, avisándole que ya estaba y que si quería la esperaba así entrabamos juntos, pero conforme fueron pasando los minutos decidí entrar a sentarme para no perder la reserva que ella había hecho para las nueve. Y además de que el clima también me había hecho entrar al lugar porque pesar de que estábamos en primavera, el frio seguía presente y hoy me la había complicado un poco porque tenia que vestirme dentro de todo decente por el lugar que había elegido ella.
Esas cosas las había aprendido de Clara, de tantas veces que me cago a pedos por llegar a una cena en un lugar formal con jogging o buzo. Ahora que las había aprendido debía estar a la altura de Rosario y tendría que comprometerme a vestirme bien dentro de todo. Así que decidí ponerme algo muy similar a lo que me puse cuando fui a firmar a River, nada mas que ahora la polera era negra y los zapatos eran zapatillas.
Abro la aplicación de mensajes y entro al chat del grupo que tenia con mis hermanos. Tenia mínimo cuarenta mensajes y todos eran molestándome sobre la cena con Rosario, que accidentalmente había mencionado hoy a la tarde mientras jugábamos a la play. Se pusieron contentos porque por fin me había decidido a salir con alguien según ellos y me insistieron en saber quien era, lorenzo se emociono mas sabiendo que la cena es con la chica que le había contado que estaba confundido. Y a raíz de la reacción de lorenzo, tuve que contarle desde cero a Gonzalo.
Les conteste los mensajes pinchándoles la nube porque les conté que todavía estaba esperándola y ya venia veinte minutos tarde. Insisten en que le mande otro mensaje preguntándole si se encontraba bien y que si no contestaba en cinco minutos tendría que irme y olvidarme del tema.
Finalmente les hago caso y le mando un mensaje preguntándole si estaba todo bien y bloqueo enseguida el teléfono para dejarlo apoyado en la mesa. Ya nervioso me agarro la cabeza y veo como mi celular se enciende indicando que la respuesta que había estado esperando había llegado.
