CAPITULO II

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Kevin caminaba bajoneado hacía su casillero. Se había quedado dormido, otra vez y su profesor de literatura era amante de la puntualidad.

¡¿Cómo pudo dejarlo fuera por 3 minutos de retraso?!

Abrió su casillero y aventó su chamarra de mala gana, grave error, todas sus cosas cayeron al suelo. Haciendo berrinche sacudió su cabello y pataleó al aire, suspiró frustrado.

- Maldito idiota, ojalá su omega lo engañe, quedé embarazo de otro alfa y le quite la casa.- Hablaba entre dientes mientras aventaba sus cosas de mala gana.

- Cuanto odio.- Una voz a su lado lo asustó,  cerró su casillero con prisa.

Giró la mirada, era la alfa, sí, aquella con la que había cruzado mirada, llevaba puestos unos lentes y aún con estos su mirada lo ponía nervioso.

- Yo...- Miró la mano de la chica y notó que tenía un pin que se le había botado del casillero.- Eso es mío.- Lo señaló.

- ¿De verdad?.- Miró el objeto en su mano.- A veces las cosas más lindas son las más agresivas.- Levantó su vista al omega, ¿era indirecta?.- Tu pin me pinchó el dedo, es demasiado lindo.

Dios mío Kevin tienes el ego muy alto.

- Lo lamento, ¿podrías regresarmelo?

- No.

- Oye pero...

- Adiós lindo.

La respiración de Kevin se detuvo.

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