Chapter 01: Sabor a Cafeína

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Todo el mundo tiene una gran mañana productiva, o bueno, todo el mundo excepto yo.

Ahí estaba, tendida en la cama en una posición que si estuviera despierta me asombraría al ver lo flexible que puedo llegar a ser, la alarma no dejaba de sonar y pude oír entre sueños como mi madre tocaba y hablaba detrás de la puerta, sin embargo mi sueño pudo más que la voluntad de levantarme. 

No sé cómo, pero mi madre pudo abrir la puerta solamente para apagar la alarma de una vez por todas, el ruido que hizo al azotar la puerta apenas me hizo dar un pequeño salto en la cama y con las mismas seguí durmiendo, o eso intenté hasta que me tomó de los pies y me arrastró quedando medio cuerpo en el suelo y la otra mitad en la cama. Acepté que ya no podía seguir durmiendo.

—¡Sólo cinco minutos más!— rogué, con un ojo cerrado y uno abierto mientras me arrastraba nuevamente a la cama.

—Se te hace tarde, Marissa. Te quiero en la mesa en cinco minutos.

Estando boca abajo, mi madre no lo pudo ver pero hice una pequeña rabieta. Me obligué a sentarme aún balanceándome hacia adelante y hacia atrás, apretando los ojos lo más que podía para luego abrirlos para así tal vez lograr recuperar la nitidez de la vista.

—Como digas — respondí, dando un gran bostezo y colocando los pies sobre el suelo.

Observé como mi madre esperaba a que me ponga de pie y una vez que lo hice dio media vuelta sin antes decir que me aliste para ir a la preparatoria.

Caminé vaciladamente por mi cuarto tratando de hallar el uniforme escolar, porque siempre que llego de clases lo arrojo a lugares que ni yo misma conozco. 

Una vez encontrado, me vestí y bajé, había tardado más de cinco minutos.

—¿Detrás de tu escritorio?— cuestionó mi madre, refiriéndose a el lugar en donde encontré mi uniforme.

—Sí, es la tercera vez que lo encuentro ahí.

Respondí, mientras me sentaba junto a mi madre quien me había esperado para desayunar.

—¿Quién diría que una chica tan inteligente puede también ser despistada y a veces torpe? 

Me ofendí por un segundo pero tenía razón, tengo un buen desempeño escolar pero también soy bastante torpe y muy despistada. 

Hubo un silencio acompañado de los cubiertos chocando con los platos, miré hacia la ventana y pude ver al Sr. Thompson podando su césped mientras tomaba licor.

El Sr. Thompson es un viejo vecino nuestro, hasta donde sé, perdió a su esposa e hijo en un accidente automovilístico y también sé que ha querido ligar con mi madre. 

Qué desagradable, tener como padrastro a un viejo alcohólico, calvo, pálido y panzón. 

—¿Otra vez viendo al viejo alcohólico?

Preguntó mi madre acompañando a mirar.

—Me pregunto cómo le debe caer el licor a estas horas de la mañana, ¿Será un buen desayuno para él?

Cuestioné, para después dar un sorbo a mi bebida.

—Ha estado bebiendo desde hace años, seguramente no le afectará, es como un súper poder.

Miré a mi madre y sonreí, a juzgar por su reacción sabría qué le respondería inmediatamente así que intervino.

—Por favor Marissa, no voy a quitarle el alcoholismo si le hago caso. Para empezar, ¿Quien quisiera tener a un padrastro calvo, pálido y panzón?

—¡Has leído mi mente!— Respondí muy altanera.

Coloqué mis manos en la boca y ambas nos escabullimos puesto que fue tan ruidosa mi respuesta que el vecino miró a nuestra dirección.

—Será mejor que me apure, es el último año estudiando con esos mediocres.

Sí. Mediocres. Estúpidos. Pendejos. 

O como otros suelen llamarlos: compañeros/amigos.

—Sé más empática con ellos, Mar. No querrás estar sola el resto del año. 

En realidad, sí. Quiero evitar a todos aquellos que solo me usan para su beneficio, y esas “amigas” que alguna vez tuve, deseo que se vayan mucho a la miarda. 

En el pasado, esas “amigas” poco a poco me hicieron a un lado, empezaron a esparcir rumores sobre mí, provocando que la mitad de la escuela me odie. Desde eso ando sola, me reúno de vez en cuando con otras personas pero eso es únicamente para hacer “negocios”. 

Ha sido guerra contra guerra, si ellas me tiran una piedra, yo les tiro una bomba. 

Horas después me encontraba yendo para el aula, el invierno se sentía, mal día para usar la falda escolar. 

Me detuve para observar los horarios, los habían pegado en la pared, en el pasillo de los lockers.

Por suerte solo habían cinco personas a mi alrededor, no soporto estar en un lugar rebosando de personas.

El sonido de un balón rebotando por los pasillos me trajo un mal sabor de boca. Damian.

Jugador de baloncesto, cabello café, ojos miel, claro que es una persona alta, con un ego más grande que su estúpido cerebro.

—Vaya, mi mañana se pone cada vez mejor. 

Le comentó a sus amigos. Por primera vez quise ser amable, respiraba profundo para no cometer mi primera falta después de mucho tiempo. Pero este imbécil no estaba colaborando.

—¿Ahora qué quieres?— cuestioné lo más seca posible, con una mirada de fastidio.

—Pequeña brujita, solamente pasaba para saludar…

Trató de tomarme por la cintura pero di un paso atrás. 

—Veo que no te das por vencido—me alejé—, aún estando con Ilana vienes a mí. 

Soltó un bufido y rodó los ojos.

—Tal vez por que la estúpida de Ilana no para de hablar de ti, estás en boca de todos, cariño.

—¿Llamas estúpida a tu novia? Eres todo un romántico. 

—¿Novia? Por favor— dijo en tono de burla—, ella solo está conmigo porque yo quiero estar contigo. Está celosa de ti, ¿Aún no lo entiendes?

Coloqué una sonrisa burlona, claramente Ilana siempre ha querido lo que me busca, siempre quiere obtener todo antes que yo. 

—Me interesa una miarda lo que quiera Ilana o tú. 

Sonreí y empecé a irme en la dirección opuesta a él. 

—¿Acaso estás yendo a los brazos del profesor Erick? Todos saben que consigues tus mejores notas porque te acuestas con él, ¿Acaso miento? Pequeña zorra…

Me detuve. Regresé y me planté tan cerca de él que pude escuchar como tragó saliva.

—¿Y si fuera así, qué? ¿Estás celoso de que en vez de estar contigo en la cama, esté con él? ¿A caso ese rumor te lo dijo Ilana mientras intentaba parar tu estúpido miembro? Jamás en la vida te haré caso, empieza a superarme o acaba con la hambruna mundial.

Fui dura con él, tal vez. 

¿Fue divertido? Un poco.

Sus amigos y él se quedaron en completo silencio, no dije más y finalmente me quité, si algo he de hacer en este último año, es darle un fin a la pendeja de Ilana. 

No. Ciertamente no me acuesto con el profesor Erick. Jamás conseguiría mis calificaciones por un acoston. 

Soy una persona un poco impulsiva, sí. Pero incapaz de hacer cosas semejantes.

La cabeza me dolía y es que apenas eran las 09 AM.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2023 ⏰

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