Donde nos lleve el corazón

2. La idea de Morgan

2. La idea de Morgan
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¿Alguna vez has experimentado la sensación de que tu felicidad se desvanece rápidamente, como si estuviera destinada a durar solo un día o unas pocas horas?

Pues eso es justo lo que me pasa a mi.

-¡¿Estas loca?! -me grito mi padre.-¡¿Cómo se te ocurre escaparte con ese chico?!

Odiaba a las empleadas de su casa, ayer, cuando llegue del cine-ni siquiera eran las 12-al parecer, una de las empleadas me vio y se lo conto a mi padre.

Realmente no entiendo el punto de su enojo, ni que me hubiera escapado para ir a un motel con un chico y volviera a las 3 de la mañana, además, el ya conocía a Morgan, y sabia lo buen chico que era, ya de ahí a que le caiga mal por que los padres de el sean amigos de mi madre ya es muy distinto.

-¿No me vas a responder? -se cruzo de brazos. -Adalyn.

-Déjala, es una malcriada. -dijo la imbécil de Irma desde la puerta.

-¿Ves la imagen que das?, por dios Adalyn, yo no te crie así.

Claro que no me criaste así, ni siquiera me criaste, lo hicieron mi mamá y mis abuelos.

Tenia tantas ganas de gritarle todo lo que me tuve guardado desde hace años, pero como siempre, las lagrimas me ganaban.

¿Por qué tenia que ser tan cobarde?

Lo mire por ultima vez para luego salir de  ahí dándole un pequeño empujón a Irma para que se moviera de la puerta y me dejara pasar.

Escuche que mi padre me gritaba algo, pero lo ignore completamente, corrí a la habitación y me encerré.

Me tumbe en la cama y comencé a llorar, estaba cansada, años viviendo con el y su esposa, tan solo quería estar en otro lugar, lejos de ellos dos.

En estos momentos tan solo tenia ganas de hablar con una sola persona.

××××

Morgan.

-Siento que... deberíamos hacer esto, más serio.

La mire sin saber que decir, nunca pensé en que tarde o temprano pasaría algo así, si bien es cierto que en esta clase de relaciones alguien terminaba enamorándose, nunca creí que esto llegaría a suceder, y menos con ella, que era una chica tan libre y sin ganas de algún compromiso, pero al parecer me equivoque.

Estaba a punto de decirme algo, pero mi teléfono sonó.

𝑆𝑎𝑙𝑣𝑎𝑑𝑜 𝑝𝑜𝑟 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑚𝑝𝑎𝑛𝑎.

Mire la pantalla, era Ada.

Inconscientemente sonreí, Gimena, al darse cuenta de esto, enarco una ceja y me pregunto que quien era.

-Lo siento, es mi mamá. -mentí. -Tengo que atender, ya vuelvo. -ella asintió y yo me aleje del estacionamiento.

-Hola, mi queridísima Rosseta. ¿A que se debe tu llamado? -bromee.

-Ya lo pensé. -respondió, su voz sonaba quebradiza.

-¿Estabas llorando? -pregunte angustiado.

-Eso no importa, venime a buscar a las 12:40.

-Espera, ¿Aceptas mi propuesta?

-Si.

-Ada, ayer nomas te propuse la idea, tendrías que pensarlo un poco más...