IV

218 20 7
                                    

Capítulo IV: Via de escape.

Ha pasado una semana desde esa noche en la playa, de momento lo estamos intentando y no nos podría ir mejor, Pablo no para de preguntarme que si algún día me voy a vivir con Pedri que pasará con él.

— Mira que eres pesado, que no me voy a ir de casa.

— Eso mismo dicen todos, de un día para otro se van y dejan a sus pobres hermanos solos y sin consuelo... - Gavi hace un gesto dramático mientras simula que se seca las lágrimas.

Freno el coche en un semáforo y me giro para mirarlo con cansancio.

— No llevamos ni un mes, relájate.

— Ni llivimis ni in mis, rilijiti.

Le doy una colleja a lo que él empieza a reírse. Aparco el coche y cojo mi cámara de fotos, debería retirarla ya, tiene casi cinco años aunque sigue funcionando perfectamente. Pero, es de las pocas cosas que me quedan de mi abuelo, inconscientemente me acerco el dispositivo al pecho. Voy a salir del coche cuando Pablo me para.

— Hoy van a venir a comer.

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, ni siquiera ha necesitado decir sus nombres para causar un efecto negativo en mí. Es como si de la nada una nube apareciese en mi cabeza, nublando todos mis pensamientos.

Salgo del coche sin decir nada, tampoco es que tenga que decir mucho más, entro sin decir nada y me coloco en mi sitio para tomar las fotos del entrenamiento, todos los jugadores están sonrientes, Eric está hablando con un chico rubio que parece ser Frenkie de Jong, en cuanto me ve se acerca con una sonrisa.

— Pero bueno, rateja, ¿Nos hemos despertado con el pie derecho? No has venido a saludar como siempre.

— Hoy no es mi día, Eric.

Eric me mira y me acaricia el brazo.

— ¿Algún secreto a medio camino?

Secretos a medio camino, todavía recuerdo la primera vez que lo escuché decirlo, estábamos sentados en el sofá de mi apartamento cuando el me contó que le gustaba guardar secretos, pero no de los normales sino de los que se quedan por el camino, los que de verdad importan, pero que la gente ignora. Desde entonces sólo nos contamos esos secretos.

— Mis padres van a venir a casa a comer hoy.

— Pero, que vengan a comer no es el problema, ¿A que no?

— Tengo miedo, mucho miedo de que para ellos sea un completo fracaso, me asusta que crean que mi vida no vale para nada. - suspiro mientras siento que mis ojos comienzan a picar.

— Sabes que siempre hay hueco en mi casa.

— Quiero ir, mi hermano se merece una comida normal en familia.

— Por la manera en la que te tiemblan las manos, mueves tu cabeza y te muerdes el labio no quieres, Amaia, pero entiendo que hagas un esfuerzo por Pablo. - Eric me acaricia la mano mientras sonríe - Siento ser pesado, pero mi sofá estará esperándote con un maratón de Harry Potter por si te arrepientes. 

Sonrío y le acaricio la mejilla.

— Lo siento.

— ¿Por qué?

— Por dejarte cuando más me necesitabas.

— Cuando me dejaste lo hiciste porque no sabías quien eras, eras incapaz de ayudar a alguien más porque no eras tú, no puedo culparte por marcharte, además eso es pasado pisado, lo importante es que ahora estás.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 01 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

efímero; amaia&pedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora