VI.

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Cuando llueve también diluvia

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Cuando llueve también diluvia.

Felix pensó y pensó, recostado sobre su gran cama mientras el cielo se entristecía fuera del gran ventanal.

Cuando Felix era pequeño siempre miró cómo sus padres reprendieron a todos esos demonios que atormentaron las vidas de las personas. Él tuvo miedo.

Pero siempre fue reconfortado por su madre diciendo que Dios siempre estaba con él y nunca le pasaría nada. Así fue hasta que conoció a Hyunjin.

Cuando esos hombres… Cuando ellos atentaron contra sus vidas no fue Dios quien defendió a Felix y lo salvó. Fue Hyunjin.

Fue Hyunjin quien lo sostuvo contra su pecho y lo reconfortó. No su madre. Fue Hyunjin quien estuvo con él y lo protegió. No Dios. No Dios. Él… No estuvo ahí.

Felix recordaba el miedo y la horripilante sensación de temor y preocupación recorriendo su cuerpo. Los nervios y el sudor acumulándose. Y después paz y tranquilidad.

¿Miedo? Aún temblaba de él.

Aún temblaba por Hyunjin. Porque Hyunjin no había sido misericordioso y en cambio él había acabado con la vida de sus atacantes. Pero si lo miraba desde otra perspectiva…

Felix tomó las sábanas y se cubrió hasta la cabeza, dio vuelta sobre la cama y gimió.

Sus pensamientos estaban hechos un lío. No sabía qué pensar. Qué hacer.

¿Debería ir y agradecer a Hyunjin por salvarlo? Felix sabía que tenía que hacerlo.

Pero…

Felix gimió nuevamente y giró al otro lado de la cama.

Tenía que poner en orden sus pensamientos.

Así que enlistó;

Primero, estaba agradecido por ser salvado de la muerte. Correcto.

Segundo, Hyunjin había asesinado a dos personas. Así tan fácilmente como lo era comerse un hotdog. Eso fue escalofriante.

Tercero, ¿Por qué siquiera estaba considerando las opciones? Debería de tenerle más miedo a Hyunjin. Él mismo había dicho que era el hijo del mismo satanás y eso es malo, cruel e incorrecto, ¿No?

¿Porqué se sentía preocupado por Hyunjin y por lo que sentiría si le dijera que estaba asustado?

Pensó en Hyunjin. Y en sus ojos oscuros y atrayentes. En la determinación en su mirada y… el deseo. El anhelo. Cariño.

Felix pensó en su madre y en su padre.

¿Qué dirían de él ahora? Deberían de estar decepcionados de él por olvidar su fé en Dios. Felix ya ni siquiera oró por las noches. No sentía que fuera correcto estando en el hogar de Hyunjin.

Born For Evil || HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora