Extra: Daddy's Love

723 90 0
                                    

Felix había perseguido sus sueños hasta ahora; vivía feliz, y estaba seguro de que sería feliz muchísimo tiempo más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Felix había perseguido sus sueños hasta ahora; vivía feliz, y estaba seguro de que sería feliz muchísimo tiempo más.

Su madre siempre le animaba a salir adelante; que persiguiera sus metas y alcanzara lo que tanto deseaba. Claro, siempre y cuando no se desviara de los caminos de Dios.

Felix era joven, sí, pero anhelaba un montón poder casarse y formar su familia.

Se imaginaba criando a sus pequeños, viviendo con su pareja y siendo feliz.

Aunque su madre siempre insistía en que se consiguiera alguna novia para poder llevarla a su casa y presentarla como su futura esposa.

Ahora, ¿Cómo le decía a su madre que, en realidad, había estado observando a un
muchacho muy atractivo?

Había algo en él que le hacía llevar sus ojos hasta él sin dudar; no sabía si eran sus ojos que a veces juraba se ponían rojos, si era su atractivo físico lo que le llamaba la atención, su aura tan curiosa o si era el suave tacto de su palma contra la suya.

No había podido evitarlo; él simplemente estaba caminando un día de regreso a casa, y se había tropezado con un señor que no tardó en insultarlo por no fijarse por donde caminaba.

Había agachado la cabeza y se había dejado hacer en manos del hombre; recibiendo insultos y miradas indiscretas de las demás personas que pasaban por allí.

Entonces él había aparecido. Como un príncipe en su noble corcel, como un salvador dispuesto a entregar su corazón, como un demonio listo para
corromperle.

Recuerda su voz, y cómo le había defendido para después decirle:

“—Hey, ¿Estás bien, chico bonito?—”

Sus defensas habían caído, y él también.

Había sido tan raro. Porque desde entonces aquel muchacho se aparecía en sus sueños, incitandolo a pecar; a tomar el fruto prohibido y deleitarse con sus jugos.

Por al menos dos semanas, Felix se sintió enfermo. Cuando iba a la iglesia, pedía para que aquel chico dejara de acelerarle el corazón. Pedía que la memoria de su suavidad se la llevara le viento, y con ella, sus pensamientos enfermos.

Claro que Dios no le quiso escuchar, y le dejó a su suerte.

Y ahí estaba Felix, oliendo la masculina fragancia que emitía la chaqueta sobre sus hombros. Intentando ignorar el hormigueo que había en sus piel por querer tocar la del chico frente a él.

¿Estaría bien si toma su mano y las entrelaza?

Quería hacerlo, como nunca antes había deseado algo. Pero no podía, no debía.

Hyunjin, como el chico le había dicho que se llamaba, alzó una sonrisa en su rostro. Tomó las solapas de la chaqueta y la acomodó adecuadamente sobre el cuerpo contrario, asegurándose de que le abrigara bien del frío de la noche.

Born For Evil || HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora