¿Sueño o realidad?

26 2 0
                                    

No sé que me pasa últimamente Martina, pero cuando me dispongo a ir a dormir tiendo a mirar por la ventana, esa ventana que da a mi jardín y a la ventana de Javi. Sí, ¿te acuerdas de mi amigo Javi? Vive justo en frente, con Fer y los demás.

Javi es uno de mis mejores amigos, pero está tan bueno. Un día te los presentaré, aunque él, es perfecto a mis ojos. Bueno, los demás también se acercan a serlo.

Lo que te quería contar es lo siguiente. Ya es verano, y aunque aquí en Asturias normalmente hace fresquito, han dicho que éste será uno de los veranos más calurosos. A eso sumale, el salir de la ducha para ponerte el pijama, y ver a un dios griego que también ha salido de ella, con tan sólo una toalla. Marcándosele así los pectorales, la tableta y esa perfecta uve que dan ganas de continuar bajando la vista. Y esos brazos (¡MADRE MÍA!). Y con esa espalda tan perfecta... Todo ello salpicado por unas gotitas de agua que desaparecen en la toalla que lleva enroscada en su cintura.

Bueno, pues aquella noche de julio, fue la más calurosa. O así la recuerdo yo.

Estaba como siempre con una toalla enredada en mi cuerpo y otra en mi pelo, me aseguré de que no hubiera nadie en la casa, para no molestar con mi música. Cuando llegue al cuarto me puse de espaldas a la ventana, pero no creas que no podía ver lo que pasaba en la habitación de en frente, ya que me aseguré de poner un espejo de la manera más adecuada, para no perder detalle.

Comencé a secarme el pelo mientras me observaba el espejo, fue cuando desvié un poco la mirada que le vi. llevaba una toalla en su cintura como siempre, su pelo estaba más oscuro a causa del agua, y su cara y torso eran recorrido por miles de gotas de agua.

Hasta ahí todo era normal, pero cundo me fijé mejor en su cara... Lo vi, me estaba mirando fijamente. Sus ojos irradiaban lujuria. Ahí fue cuando me empecé a dar cuenta que realmente esa noche de verano era calurosa.

Decidí que iba a hacerlo sufrir ya que sabía que por nada vendría y me empotraria contra la pared, o la cama. Por lo tanto, aprovechando que él pensaba que yo no lo había visto, dejé caer la toalla al suelo y continúe secando mi pelo con la otra toalla.

Pronto pude distinguir en su toalla un gran bulto. Yo continué peinándome el cabello y después me puse un tanga de encaje rojo y me miré en el espejo. O mejor dicho le mire a él. Se había puesto unos boxers, que aún marcaban más su pene.

Yo agarre una camiseta olgada y me la coloqué, zanjando así el momento. Cuando me volví a mirar por la ventana, él ya no estaba ahí. Así que apagué la luz y me dirigí a la cama, mire algunos mensajes que tenía en el móvil y lo puse en silencio. Estaba un poco cansada, pero entre el calor que hacía y el que me recorría al pensar qué podría haber pasado si él hubiera cogido las llaves que tiene de mi casa, no era capaz de dormir.

Cuando llevaba media hora dando vueltas en la cama, comencé a dormirme. Estaba en una especie de trance.

Escuché el ruido de una puerta cerrarse: 'serán mis amigas, y si no es parte del sueño' pensé.
Alguien encendió la luz del pasillo, y abrió mi puerta, abrí los ojos cuando me quitó la fina sabana que me cubría y comenzó a darme besos ascendiendo desde mis pies.

Y le ví, era él. Era Javi. Estaba con una camisa y unos boxers, ya que los pantalones estaban en el suelo y las chanclas que había escogido para su escapada también.

Cuando sus besos llegaron a mi muslo, se desvió un poco y me dió un beso por encima de mi tanga de encaje. Yo ya estaba mojada, estaba muy caliente. Y solté un leve gemido.

Él continuó y fue subiendo mi camiseta, quitándomela y dejando así mi pechos con mis pezones erectos al descubierto. Sus besos subieron hasta ellos, los admiró durante unos segundos y luego plasmó un beso entre ambos, subió por mi cuello y comenzó a besarlo. Otro gemido salió de mi.

Cuando sus labios llegaron a la altura de los míos, estos los buscaron desesperadamente y nos fundimos en un beso húmedo y salvaje.

Con todas mis fuerzas nos hice girar dejándole de bajo de mi. Restregando así mi coño húmedo con su polla que comenzaba a estar cada vez más erecta.

Aún restregándome, le quité la camisa que llevaba desabrochandola lentamente, admirando el torso de aquel adonis. Él me sonrió y me puso una cara pícara después.

Comencé a besar cada parte de el, me apoyé en la cama levantandome, dejando espacio así para meter mi mano en sus boxers, haciendo así que su pene creciera aún más.

Me levante de la cama y él me siguió, le coloqué junto al borde de ésta y le quité los boxers para contemplar su gran miembro en todo su esplendor.

Me agache y comencé a felarle, a la vez que le masturbaba con una de sus manos y con la otra me tocaba. Me miraba con lujuria y deseo, y comenzó a soltar gemidos, sin miedo a que nadie nos oyera.

Comencé chupando su tronco, daba lengüetazos y luego me la metía en la boca absorbiendola.

Cuando noté que se contraía porque iba a llegar me levanté y le sonreí pícara también.

-No me dejes así- me suplicó.
-Esto no termina aquí, cari- le respondí.

Me atrajo a él y comenzó a besarme, me lanzó a la cama y se puso encima de mi a cuatro patas. Comenzó a jugar con mis pechos y yo soltaba algún gemido, de una mezcla de dolor y placer.

-¿Te gusta pequeña?- me dijo a la vez que tiraba de mi tanga para finalmente romperlo y aventurar su mano a mi coño.

Mis gemidos aumentaron a medida que el realizaba movimientos con su boca y sus dedos. Sentía tanto placer.

Cuando llegué al orgasmo, y me corrí en su mano, grite su nombre como nunca lo había hecho.

-¡Oh SÍ, JAVIER! TE QUIERO DENTRO DE MÍ, ¡YA!- le grité y supliqué.
-Tus ordenes son deseos para mi, pequeña- me susurró y me la metió.

Pensé que lo iba a hacer despacio ya que sus besos habían descendido en cuanto a salvajidad. Pero me equivoqué.

Me la metió entera dentro, yo no hacía más que pedirle que no parara y que me diera más fuerte.

A la vez que me follaba duro, me torturaba los pezones, agilizando así mi orgasmo, haciendo que llegáramos a la vez gritando el uno el nombre del otro. Nos quedamos así durante un rato, abrazados. Él encima de mi.

-Tefi, yo te...- comenzó a susurrarme.

Fue ahí cuando un sonido atronador llenó la sala, abrí los ojos y allí estaba yo, en la cama y con ese estúpido despertador sonando. Vi que llevaba la camiseta con la que me había acostado. Estaba confusa, ¿todo había sido solo un sueño?

Cuando ya estaba segura de ello, me levanté y le vi. Me guiñó un ojo y me sonrió, gesto al que yo también respondí. Al caminar para ir al baño lo vi. Mi tanga rojo, destrozado en el suelo.

Entonces... ¿Sueño o realidad?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 23, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Confesiones. (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora