Sophia Cooper es una adolescente que está en una prisión por cometer un delito. En el lugar donde vive, el arca, los delitos se castigan con la muerte y ella así lo creía hasta que un día vio como se la llevaban a ella y a otros 99 adolescentes más...
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SENTÍ EL FRÍO AIRE de fuera cuando la puerta de mi celda se abrió bruscamente dejando ver a dos guardias que entraban dentro.
Yo me encontraba leyendo un libro y al verlos lo cerré rápidamente y los miré con curiosidad.
La primera impresión que tuve fué que me iban a sacar por fin de aquella celda en la que llevaba encerrada casi un año.
Un año entero encerrada.
Vivir encerrado es lo peor del mundo, y yo llevo toda mi vida haciéndolo.
De una forma u otra yo nunca me he sentido libre, ya sea por estar en esta celda o por el simple hecho de vivir en una estación espacial en medio de la nada.
Nunca he conocido la sensación de poder caminar kilómetros y kilómetros tu sola, sin nadie cerca, y poder ir a donde te apetezca. Sinceramente, en este lugar es imposible estar a solas, siempre hay alguien cerca controlándote y por ese motivo yo estoy aquí encerrada.
Porque si haces cualquier cosa mal, por pequeña que sea, alguien acaba enterándose.
No estaba segura de porqué aquellos guardias habían entrado aquí, así que intenté averiguarlo.
-¿Que ocurre?- pregunté.
Nunca entraba nadie, solo una persona de vez en cuando para traernos comida.
Al ver que no me respondían, empezé a preocuparme pensando que igual no habían venido a liberarme sino a condenarme por lo que había hecho.
En el arca, el lugar donde yo vivo, cualquier delito por pequeño que sea se castiga con la muerte.
Eso si eres adulto. Si eres menor, como yo, te encierran en una celda hasta los 18 y luego revisan tu caso para ver si es demasiado grave o no.
Pero yo tenía 17, según las leyes no podían matarme, salvo que de repente hubieran cambiado las normas.
-Tengo 17 años, no soy mayor de edad, no podéis hacerme nada- pero ellos me ignoraron y se pusieron cerca mía con una especie de maletín en la mano.
Que coño estaba pasando.
-Prisionera 327, contra la pared - dijo el primer guardia.
Mirerda, no iban a liberarame, iban a matarme.
-¡NO! ¡Porfavor! -grité con lagrimas en los ojos.
-¡Contra la pared! -me gritó de nuevo el guardia.
-¡Queréis reducir población! ¿Vais a matarme?! -dije llorando.
Ninguno dijo nada y el primero abrió el maletín y saco una especie de pulsera.
-¿Qué es eso? -preguté.
No obtuve respuesta y el hombre que había sacado la pulsera se acercó a mí.
-¿¡Qué es eso!?- grite de nuevo.
Vi cómo me la acercaba a la muñeca.
Tenía la intención de ponérmela pero yo me resistí.
-¡No! -grité y a continuación le pegué una patada al guardia y eché a correr.
El segundo guardia se abalanzó contra mí y yo le empujé y seguí corriendo hasta estar fuera de la celda.
Empujé la puerta con fuerza y al salir de aquella celda vi la prisión entera.
Había muchísima gente fuera, los guardias estaban sacando a la mayoría de prisioneros de sus celdas.
-¿Qué coño pasa?- me pregunté a mi misma.
No sabía que pensar, la opción más lógica sería que tubieran pensado flotarnos.
Flotarnos es lo mismo que matarnos, cuando cometes un delito y eres mayor de edad, te lanzan al espacio con vida, así es como nos matan.
Lo que no entendía es porqué ahora.
-¡Cariño! -gritó mi madre mientras de acercaba a mi con más guardias, que enseguida me rodearon.
Me sorprendió verla allí, pero me alegré.
-¡Mamá! ¿Qué está pasando? ¿Van a matarnos verdad? - pregunté con lágrimas en los ojos.
-No, cariño, nadie va a mataros - dijo mi madre mientras me rodeaba con sus brazos.
-¿Y por qué nos sacan de las celdas? -dije aún asustada.
-Tranquila cariño, nadie va a haceros nada, van a madaros a la Tierra.
-¿La Tierra?
La Tierra es el planeta donde vivíamos antes, pero quedó destruido por una maldita guerra nuclear.
Y pensar que fueron nuestros antepasados, los propios habitantes de la Tierra, quienes destruyeron su planeta...
La radiación de las bombas hacía que a día de hoy, la Tierra siga sin ser habitable. Desde entonces vivimos en una estación espacial enorme, el Arca.
-¿Cómo que a la Tierra, eso es imposible? No sobreviviremos, que hay de la radiación.
-Todo irá bien cariño, os están dando una oportunidad, si te quedas aquí morirás, tienes que ir.
-Pero mamá...
-Lo siento, no tengo tiempo de explicártelo, pero te prometo que todo irá bien.
-Moriremos mamá, acaso te olvidas de la radiación.
-Tienes que irte, todo saldrá bien.
-Mamá...- dije pero de repente algo me interrumpió.
Vi cómo mi madre sacaba una aguja y me inyectaba algo en el cuello.
-Te quiero Sophia, no lo olvides.
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•|Nota de la autora|•
Holaa, se que llevó unos días bastante inactiva y quería pedir perdón por eso, intentaré actualizar todas las historias pronto.
Este capítulo es un poco corto pero simplemente es una introducción para que sepáis de que va a ir la historia, muy pronto subiré el capítulo 1 ")
Queria agradeceros por leer esto y darle una oportunidad a mis historias.
