TDL | ❝ Todavía puedo fingir una sonrisa, pero no puedo secar mis ojos❞
Mi'ite es la primogénita de los líderes del clan Metkayina. Así que está obligada a casarse con uno de los dos hermanos Sully si quiere que la familia Omaticaya se siga queda...
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15: EL PELIGRO DEL BOSQUE
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Las hojas susurraron el peligro inminente que rodeó a Mi'ite y Lo'ak tan pronto como pisaron aquella parte del bosque en busca de alimento.
—Lo'ak—llamó la chica casi en un susurro cuando su oreja se movió al percibir el sonido de pisadas.
El Omaticaya le hizo señas para que se acercara a él.
—Atenta—le había dicho, antes de que se volteara para proteger su espalda como equipo. Ambos levantaron sus dos arcos mientras recorrían el paisaje en busca de la amenaza.
—¡Ahí está!—gritó Mi'ite cuando una pequeña criatura de color negro azulado apareció entre la maleza verde. Su torso era delgado, pero poderoso, sus patas era seis y contaba con tres dedos que lo hacía moverse con sigilo—. Es solo uno y es pequeño.
Lo'ak volteó hacia donde la chica señalaba. Sus iris se contrajeron casi en un punto fino cuando divisó a la criatura que los asechaba y su cola se erizó casi inconscientemente.
—Carajo—murmuró entre dientes mientras tomaba la mano de Mi'ite y la obligaba a alejarse del animal—. ¡Corre!
—¡Lo'ak!—exclamó la Metkayina al no comprender las acciones del chico—¡Es solo uno! ¡Puede ser nuestro alimento de la semana!
Lo'ak no respondió de inmediato. Su mirada se hallaba recorriendo su alrededor sin parar de correr, a sus costados y hacia lo alto, donde los árboles se alzaban con gracias.
—¡Son Nantang!—gritó el chico, sujetando con fuerza la mano de Mi'ite mientras escalaban un gran tronco caído—... Y siempre cazan en manada.
En aquel momento Mi'ite se dio cuenta de las figuras casi borrosas que los seguían, queriendo acorralarlos en un círculo. Eran hartos. Podría jurar que docenas.
Corrieron a través del espeso bosque, sus corazones latiendo con fuerza mientras el sonido de las pisadas de sus perseguidores resonaba detrás de ellos. La oscuridad del eclipse pronto cayó y la densa vegetación hacían que su escape fuera aún más difícil. Sus pies se hundían en el suelo mientras luchaban por mantener el equilibrio en el terreno irregular.
