E P Í L O G O

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      Había pasado cinco años desde el secuestro de Mi'ite, ella y Lo'ak habían hecho de su refugio un hogar, en medio de las Islas Metkayina y el bosque Omaticaya. Decidieron establecerse allí permanentemente, construyendo una vida juntos y criando a sus gemelos en un ambiente de paz y armonía.

      Fue una sorpresa grandísima cuando el grupo de guerreros que antes estuvo bajo su liderazgo se ofreció a separarse de los Metkayina para irse con ella.

      —Extrañaran a sus familias—había dicho.

      —Podremos con eso. Te seguiremos, aunque no quieras—le había respondido Moari como voz de todo el grupo.

      Spider y la familia de Lo'ak también se fueron con ellos. El doctor Ian sin embargo se fue junto a Norm después de que le contara todas las investigaciones que había hecho en Pandora con ayuda de los na'vi.

      La familia de Mi'ite por otro lado tuvo que regresar a la isla para seguir con sus responsabilidades. Aunque de vez en cuando caían de visita para ver a los gemelos.

      A medida que pasaba el tiempo, su refugio se convirtió en mucho más que eso: se transformó en el corazón de una nueva civilización que Mi'ite y Lo'ak ayudaron a construir.

      Trabajaron para establecer una comunidad próspera y autosuficiente, donde todos eran bienvenidos y se cuidaban mutuamente.

      Mi'ite y Lo'ak se convirtieron en líderes respetados dentro de su nueva sociedad, utilizando su experiencia y sabiduría para guiar a su gente hacia un futuro mejor.

      A pesar de los desafíos que enfrentaron en el camino, nunca perdieron de vista su objetivo final: crear un lugar seguro y acogedor para sus hijos, donde pudieran crecer y prosperar en paz.

      —Fei'tew. Tatwe. No molesten a su tía Tuk—regañó a sus dos pequeños hijos.

      —Déjalos—dijo Lo'ak, llegando hacia Mi'ite para tomarla de la cintura—. Tuk se lo tiene merecido por andar coqueteando con ese mocoso de cuarta.

      —Tiene nombre, Lo'ak—esta vez el regañó cayó sobre él, aunque Mi'ite no pudo evitar sonreír ante los celos de hermano que mostraba su pareja.

      —¿Sí? Pues no me interesa.

      Tuk, quien había escuchado eso y se había ofendido, dejó a los gemelos de lado para mirar asesinamente a su hermano.

      —Mi dulce Mi'ite, ¿Cómo pudiste tener hijos con este tonto?

      La Metkayina empezó a reír cuando el entrecejo de Lo'ak se arrugó en ofensa.

      —Es que es muy lindo—soltó ella en defensa de su esposo.

      —Pero eso no le quita lo tonto.

      Lo'ak chasqueó la lengua con molestia.

      —Ya verás cuando le diga a papá que has estado coqueteando con ese chico—amenazó, saliendo de la choza familiar.

      La cara de Tuk palideció. Si Lo'ak era celoso, su padre era el triple.

      —¡Espera, Lo'ak! ¡A este paso me quedaré soltera toda la vida!

      Mi'ite terminó negando divertida, viendo por último como Tuk seguía a Lo'ak, y tras ella iban sus hijos, quienes iban más que felices por el drama.

      Su familia vivió una vida feliz. Hubo momentos bajos, como momentos altos, pero así era la vida. Una montaña de sube y baja donde tenías que escoger inteligentemente a tus acompañantes, porque serían aquellas personas que te acompañarían en todo el recorrido.

      Con el tiempo, el refugio se convirtió en un símbolo de esperanza y resistencia, una prueba viviente del poder del amor y la determinación para superar incluso las adversidades más difíciles. Y mientras Mi'ite y Lo'ak miraban hacia el futuro, sabían que juntos, habían construido algo verdaderamente especial: un hogar donde reinaba la felicidad y la esperanza, y donde sus hijos podían crecer rodeados de amor y seguridad.

      —Ah, Lo'ak. Tendremos otro bebé. Estoy embarazada.

      —¡Oh, si!

      —Pido que sea mujer.

      —Tuk, tu cállate. No es tu bebé, es mío. MÍO

      Si... su familia vivió una vida feliz.


FIN










|Tears Don't Lie| Lo'ak Sully ft. Neteyam Sully✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora