03. ¿Esto es lo que quiero?

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Victoria

Lo miro y el me mira, me escondo en el cuello de aedion buscando el me pueda salvar de su hermano que me mira como si me quisiera comer. Siento como aedion acaricia mi cabello, suspiró,

—Me provocas, y luego haces como si no lo estuvieras haciendo.

—Yo no provoque a nadie.—digo saliendo de mi escondite.

—Claro que si, casi te me tiras encima descarada, y todavía te dignas a no admitirlo.

—Nunca lo negué, sólo dije que yo no te había provocado, no te ilusiones solo dije todo eso para fastidiarte.

James me mira sorprendido, y sus otros dos hermanos se echan a reír, yo le sonrió y el me mata con la mirada.

—¿Que no me ilusione? Disculpa odiosa, no sabía que el que se tenía que ilusionar era yo.

Lo miro mal al escuchar como me ha llamado, Aedion  me toma del mentón volteando mi rostro hacia el, nos miramos a los ojos.

—No eres odiosa, linda, no le creas.

Asiento mientras miro sus preciosos ojos grises, quito la vista de él y miro a Alexander el cual ya me miraba.

—Alguno me podría decir que hora es, por favor.

—Ocho de la noche, conejita.

—Mierda, a pasado mucho tiempo.

—Dormiste mucho, supongo que si nos pasamos con el líquido que le pusimos al trapo.—dice Aedion.

—Tiene que comer algo está odiosa.

—Odioso serás tú.—lo miro mal.

—Estoy considerando dejarte sin comer y encerrarte en el sótano por odiosa.

—No te atreverías.

—Otra vez retándome odiosa.

—Por Dios parecen niños chiquitos, dejen de pelear.—Dice Aedion ya cansado de nuestras peleas.

—Nadie va encerar a nadie, mejor voy a decirle a gema que le prepare algo de cenar a victoria.—Alexander se levanta, sale de la habitación y cierra a su espalda.

—¿Me puedo bajar ya?

—Esta bien.—dice Aedion de mala gana.

Me levantado y me acercó a la cama me siento en la orilla de esta, miro mis pies por un gran rato, la habitación está en silencio y a mi espalda puedo notar las miradas penetrantes de estos dos hombres.

—Quiero tomar una ducha.—murmuro.

—¿Quieres ducharte?

—Si.

—Está bien, ven conmigo.

Aedion se acerca tomándome de la mano, me saca de la habitación dejando a James en esta. La casa es grande y hermosa, lujosa, cara y esta muy bien decorada los colores grises, negros y blancos encajan bien con la decoración de la casa, por lo que noto es de dos pisos, es espaciosa y extrañamente cómoda.

Aedion me ayuda a subir las escaleras mientras ya miro a mi alrededor la casa, es demasiado hermosa.

—¿Te gusta?

—Si, es demasiado linda, en mi vida había visto una casa tan linda.

—Me alegra por que esta es tu casa.—dice con una gran sonrisa.

—¿Que?

—Si preciosa es tu casa.

—No.

—Si, linda.

—No, es su casa no la mía.

—Es tuya igual por qué pronto serás la señora Lennox.

—¿A que te refieres con que pronto seré la señora Lennox? —pregunto acabando de subir las escaleras.

—Que pronto te casarás con nosotros, serás nuestra mujer.

—Que no, están locos, los acabo de conocer y ya se quieren casar conmigo.

Doy algunos pasos atrás, que causa que choque con el barandal de cristal de las escaleras y casi caiga pero Aedion me sostiene de la cintura y me pega a su torso.

—Nosotros te conocemos desde hace dos años victoria, la primera vez que te vimos te juro que sentí como mi corazón latía muy fuerte y ni siquiera te conocía, no paraba de pensar en ti y me pregunté millones de veces ¿Por que pienso tanto en una desconocida? Eres perfecta que no podía dejar de pensar en ti, me enamoré de ti victoria.—suelta un suspiro tembloroso —Joder me enamore de ti victoria, de lo extraña y divertida que eres, de lo extrovertida que puedes llegar hacer algunas veces.

Me pega mas a él.

—De lo tierna que eres, de tus hermosos ojos verdes. Me di cuenta que me había enamorado de esos ojos verdes que jamás me mirarían a mi.—pasa su dedos por mi mejilla con un toque suave —Joder es que eres tan perfecta que no podías enamorarte de nosotros lo que no hizo llegar hasta este punto de secuestrarte.

Estoy segura que ahora mismo mis mejillas están rojas al igual que mi nariz, mi llanto no se hace esperar mientras abrazo a Aedion el cual me recibe gustoso entre suspiros relajantes como si hubiera estado conteniendo el aire durante todo este tiempo, como si hubiera estado nervioso de que lo alejara y rechazara.

Lo cierto es que no lo haría por qué de cierta forma me siento cómoda con ellos, aún que los conozca de hace unas horas o minutos no se cuanto tiempo allá pasado, el tema es que siento que puedo ser yo con ellos, que puedo abrirme con ellos que puedo contarles cosas que a nadie le he contado ¿por qué? Por el simple echo que esperaron dos largos años por mi.

Por qué se enamoraron de mi, por qué no puedo dejarlos a pesar de que me secuestraron y los acabo de conocer, por qué me siento como si estuviera en casa por primera vez, ellos no me juzgan como lo hacen todos, ellos no me buscan para solo una noche como todos, ellos ya me ven como su esposa, como su mujer.

No puedo creer que ellos esperaron dos años por mi, nadie lo hubiera echo y menos por mi.

Me alejo de Aedion ya más relajada.

—No te alejes de mi bonita, no nos dejes después de que te allá dicho todo eso.

—No lo haré Aedion, no los alejaré, me quedaré.—afirmó—Los conoceré y les daré una oportunidad para conquistarme como se debe.

—Joder me haces el hombre más feliz.—me carga, enrollo mis piernas en su cintura.

Tomo su rostros entre mis manos y lo acerco a mi, lo beso y juro que siento una enorme felicidad de que alguien por fin me vea con otros ojos que no sean con morbo o odio.

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