✩‧₊˚❱ Todo el mundo conocía a Neverland Circus y su oscura historia, pero años despues, los medios de comunicación hicieron lo posible para ocultar todo rastro de ese suceso.
A pesar de todo, hay personas que jamás olvidarán lo que pasó.
Las famil...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Llegamos.—anunció el cochero, abriendo la puerta del carruaje.
Subaru reaccionó por fin, dándose cuenta que durante todo el viaje habia estado demasiado distraído.
—Gracias.—se bajó del carruaje—Saldré en cuanto termine el primer acto del teatro, seré breve.
El cochero hizo una reverencia y Subaru solo entró al teatro mientras se acomodaba el abrigo.
La verdad le encantaban las obras teatrales, pero esta vez solo entraría para entregar una entrada y ya. Ese era todo su trabajo por hoy, entregar el boleto y quedarse solo hasta que termine el primer acto para no levantar sospechas.
En cuanto entró, se aseguró de recordar bien el palco donde estaría el duque. Antes de entrar, llevó su mano al bolsillo donde se encontraba la entrada.
Y para su sorpresa, no estaba.
—¿Eh? Estaba seguro que...—buscó en su otro bolsillo, luego en sus bolsillos interiores y todos los posibles en su ropa—No está ¿Donde...?
De pronto recordó el único lugar donde se podía haber perdido el boleto y, junto a ese recuerdo, escuchó la voz de cierta jovencita en su cabeza.
"—¿Subaru?"
—Esa mujer...—soltó un suspiro pesado. Tenia que pensar en algo rapido.
—Oh, Subaru ¿Llegaste temprano?—preguntó una voz detrás—Acabo de llegar, parece que tuve unos problemas en el camino.
—Duque Iverk...—se inclinó como saludo y luego se acercó a estrechar su mano.—Yo vine a...
—¿Por que no entramos antes?—interrumpió el contrario.—Este tipo de asuntos se hablan mejor en privado.
Sin decir una sola palabra más, ambos entraron al palco. Se trataba de una zona del teatro más privada y algo parecida a un balcón, con solo un par de asientos que tenían buena vista hacia el escenario y donde podían pedir tranquilamente un servicio de comida y bebidas.
—Sirvan dos copas de vino y retírense.—ordenó Iverk.
Despues de que los sirvientes se hayan ido, el duque se sentó primero. El asiento se veía cómodo, era de un rojo aterciopelado al igual que el color de la decoración del palco.
—Romeo y Julieta, un clásico que jamás pasará de moda.—sonrió, tomando un sorbo de su copa.—¿A ti te gusta, Subaru?
—Es de mis favoritos.—respondió el castaño, sentándose en el otro asiento y moviendo su copa en circulos antes de tomar su primer sorbo—Pero me temo que esta vez no podré quedarme hasta el final.
