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—¿Me... estás diciendo... —dijo Travis rascándose la cabeza—, que estoy recordando?

—Supongo que sí. Llevabas dos meses sin recordar nada y pues empezaste a empeorar y, eso me preocupaba. Tu memoria recordaba por una semana, pero ahora, solo recuerdas por tres días y vuelves a olvidar todo. —Travis me observó con duda y preguntó:

—¿No perdí la memoria por una ola? —frunció el ceño— Dijiste que tuvimos un accidente en el auto. Pero yo recuerdo perfectamente que una ola me azotó contra el suelo y aparecí en el cuerpo de un extraño. ¡EN ESTE CUERPO ANNA!

—Jamás llegamos a la playa —respondí confundida—, cuando tuvimos el accidente fuimos al hospital rápidamente por ti. Jamie y yo tuvimos daños menores, mientras tú tuviste esa cosa en tu cabeza y... no llegamos a la playa. No sé por qué recuerdas eso. A lo mejor es un recuerdo falso. Había leído en un artículo que la mente puede crear recuerdos falsos...

—Anna...

Y por un momento me sentí la peor persona del mundo.

—Iré a dormir. —Se le escapó una lágrima.

—¿Otra vez? ¿No quieres cenar?

—Quiero estar solo...

—Travis, lo siento. No quise... —Azotó la puerta de su habitación.

La había arruinado. ¿Cómo se me ocurrió decirle a Travis que era un recuerdo falso? Él estaba tan contento... Pensó que había mejorado. Aunque en parte mejoró; nunca había recordado mi apodo (que era tan tonto e infantil). Tal vez debí de ayudarlo a recordar más. Debí de hacerle preguntas y animarlo, pero no. Anna la tenía que arruinar.


Hoy iremos al doctor, son las diez de la mañana. Travis parece haber olvidado lo de ayer o simplemente, no quiere hablar sobre eso. Estoy cansada, ayer no dormí lo suficiente por estar pensando en Travis. Tengo unas horribles ojeras, créeme. Desde pequeña he sufrido algo muy horrible, es como si mis ojos dijeran: "Anna, si no duermes más de nueve horas, haremos que salgan unas horribles ojeras debajo de nosotros". Y lastimosamente, esta vez, dormí como cinco horas y voilá me salieron unas horribles ojeras.

—¡Travis corre! Que perderemos la cita con el doctor Roberts.

—No quiero ir —dijo como un niño de siete años—, tengo... eh... tengo mucho sueño.

—Pero si ayer dormiste como tres veces. ¡Vamos hombre, tenemos que ir sí o sí!

—Está bien... voy.

Travis fue todo el camino hablando sobre hamburguesas y perros... es en serio. Porque, su cabeza solo funciona para eso: para imaginar perros y hamburguesas.

—Hoy quisiera ir a Mcdonald's, quiero probar todas sus hamburguesas. Como la de doble carne, quiero comer un pastel y tomar café. Subirme a sus juegos y... ¡SÍ! Quiero comer... una de pollo...

—Ya comiste la de pollo —contesté fastidiada.

—Ah... ¿sí? —rió confundido— ¿cuándo?

—La semana pasada, Travis, la semana pasada. ¿ACASO NO TE ACUERDAS? ¿AH?

—Anna...

—¿QUÉ?

—Nada, olvídalo —suspiró.

Te juro que en ese preciso momento no pensé ni siquiera en lo que dije, fue estúpido, lo sé. Pero estaba tan estresada con eso del viaje, las hamburguesas, el doctor, los perros... y ¡todo! Que no pude conectar mi cerebro con mi boca y mi corazón. Pero bueno, lo hecho está hecho. Nunca habrá marcha atrás por más que quieras. Y como estos últimos días la he liado demasiado, tendré que superarlo y disculparme o esperar a que olvide esto... sí. Esperaré a que lo olvide.

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⏰ Última actualización: Jun 20, 2015 ⏰

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