Esa dichosa conversación que me hizo entender que él jamás sentiría nada por mi. Sentí como que el suelo se abría y me tragaba. No sabía que responder, como si mis palabras hubieran quedado dentro de mi boca y no quisieran salir. Mi cuerpo estaba tan maldita-mente paralizado que ni siquiera fue capaz de hacerme mover los labios, como si estuviera congelado por el frío, pues igual que esa sensación. ¿Y por qué? Os preguntaréis ¿No? Pues quizá porque llevaba enamorado de Eddie des de los diez años y le había amado cuatro años seguidos sin pensar en alguna que otra persona más —y sigo sin pensar en nadie más— y Justo aquel mismo día me dijo con sus palabras que nunca se enamoraría de alguien como yo. Ahí, ese instante, ese día, el lunes 24 de noviembre del 1990 a las 17:43 él me dio todas las respuestas a mis preguntas.