[1]

2 0 0
                                    


Había pasado algo de tiempo desde el momento que había pisado un hospital.

Eran un lugar no muy conocido para él, siempre que iba era para tratar algún paciente, pero ahora se había vuelto una casa donde duermes y pasas tu día.
Hace tres días lo habían asignado para tratar una paciente internada por su enfermedad diagnosticada.

Extrañaba esos momentos de universitario, pero su padre desde temprana edad lo obligo a estudiar en escuelas privadas para ser un especialista en medicina y tener la herencia de su familia.
Y ahora anda algo desanimado de nuevo con un olor a hospital, sabía que un par de meses le daría unas vacaciones, así que no le preocupaba tanto tratar con la paciente. O...por ahora.

Caminó un par de veces por los pasillos para poder encotrar su ahora oficina. Le dio la vuelta a un pasillo chocando con alguien. Una chica baja de cabello corto y unos lindos ojos marrones, escuchó como chasqueó su lengua y en un susurro pidió disculpas con el menos interés posible, se le notaba lo cansada que estaba y al parecer quería dormir.

-Vaya, ¿qué tenemos aquí?

-Pues, una persona -habló con un tono de notorio sarcasmo-

Se retiró lo más rápido posible ignorando si era un doctor, no sabía que pasaba por su mente. No le tomo tanta importancia y solo esperaba que no fuese su paciente, no tenía tanto ánimos para lidiar con una sarcástica.
Por arte de magia llegó a la oficina y entró en este dando un gran suspiro para ver un par de papeles en su escritorio, muchos eran del banco, medicinas, entre otros artefactos. Encontró un expediente, pensó que era el de su paciente.

Marie Lee.
Paciente diagnosticado con Insomnio.
Hora de entrada: 12:00 a.m.

Se quedó pensando algunas partes y revisó cada pequeña cosa, al parecer su vida se ha acortado un poco con tan solo 18 años. Que lástima.

.

.

Otro día de trabajo como doctor, lo llevaron a varios lugares del hospital y pudo memorizar cada pasillo, habitación, pues porque hizo un traslado de hospital. 
Hubo un momento cuando choco con una paciente, le preguntó algo y parece que se enfado. "¿Será díficil lidiar con pacientes jovenes?"  pensó, ya que siempre trataba a niños.

Tenía que revisar una habitación para poder notificar su estado así que camino hasta aquel.
Al entrar se encontró con la misma paciente que chocó el día anterior.

-Buenas días, señorita Marie -habló con cierto ánimo-

-Hola -ella saludó con algo de desanimo y de eso procedío a revisar su expediente-

Insonmio Familiar Fatal, se caracteriza por ser una enfermedad que causa una incapacidad para dormir, además de alucinaciones, confusión severa y movimientos descoordinados.
"¿Ella sabrá?"  No hay cura para la enfermedad y la posibilidad de vida es de máximo un año o menos.
El día anterior no revisó tanto su expediente, ni tampoco se dio el lujo de leer más. Estaba agotado.
Ya veo porque las pequeñas ojeras debajo de sus ojos, se refirió a su enfermedad.
"Sé que dije que no quería lidiar con esa chica, pero toco hacerlo."  Pensó.

-¿Cuál es tu nombre? -ella preguntó con algo de interés-

-Este -ante tal pregunta quedó algo pensativo, pero lo ignoró y respondío- Mi nombre es Jack.

Ella sonrío, su sonrisa reflejaba tranquilidad y tenía demasiados ánimos para cuando llegué, lo que le faltaba era algo de compañia.

.

-Marie ¿cómo estuvo tu día? -preguntó llegando con su cena y un postre-

-No pude dormir -la miró y pudo ver una pequeña lágrima resbalando por su mejilla-

-¿Te gustaría que me quedé esta noche? Tal vez duermas un poco -Jack hizo una petición con amabilidad-

-Pero, ¿no te hace mal? -preguntó-

-No sé pueden tener relaciones sentimentales con pacientes, es una regla. Lo que haré es hacerte compañía, además, soy el doctor que cuidará y revisará de ti. -respondío con ánimos-

-La compañia me hará algo de bien -ella sonrío y volteo a ver la ventana-

Se despedío de ella y salío a hacer un par de cosas.
Si la compañia le hacía bien, entonces trataría de darle eso, compraría algunas golosinas, o alguna película para ver.
Sé que no debe tener algún tipo de relación con ella, pero se hará arrepentirá cuando ya no esté. Hay que hacer que disfrute sus días, lo máximo que pueda, como doctor que trata a sus pacientes con enfermedades lo mejor será darle días lindos e innolvidables.

"Encariñarme con un paciente que esta a punto de morir, me hará mal."

Él trataría de no encariñarse, la última vez que lo hizo fue con un niño pequeño de unos 6 años que sufría de cáncer. Siempre pasaba los momentos con él jugando o pasando el tiempo junto para que se olvidará de lo exterior, un par de semanas después su enfermedad empeoró dando un notorio resultado en su cuerpo. Le había dolido, pero trato de mantenerse firme ante esto.

Un 14 de febrero iba de camino a su habitación y encontró su cama vacía, el pequeño niño no estaba en él. Preguntó y al enterarse de la noticia, se derrumbó por completo.  Delante de la recepcionista no mostró nada, pero en la noche en su oficina lloró desconsoladamente, una vez su compañero lo vio como lloraba la pérdida de su paciente, a un lado de la ilera de la calle, agachado con su rostro entre sus piernas mientras sollozaba.

Pasaron los días, pero la presencia del niño lo notaba cada que escuchaba su canción favorita.

"Someday we'll find it, the rainbow connection. The lovers, the dreamers and me.
Who said that wishes would be heard and answered when wished on the morning
star?"

Él la cantaba para el niño, siempre lo hacía a su hora de dormir.

.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 29, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La fría realidad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora