¿Qué sería de un escritor sin sus varios pares de obsesiones por las buenas historias? Las mías son las conspiraciones, las versiones crudas, los mitos; uno de ellos sobre los griegos.
¿Alguna vez habían leído del mito de Aquiles? El mito sobre el chico rubio de brillantes ojos azules como el oceáno mismo, invencible y de gran fama entre los hombres , o quizá el mito del chico al que una flecha en el talón lo había vencido a manos de París durante la batalla final por Troya. He leído el mito miles de veces, y esas miles de veces me he obsesionado una y otra vez con toda la historia, toda la mitología ligada a él, las estrategias, las traiciones, los amores prohibidos.
El punto es que todo eso era entretenido, divertido, al menos hasta que mi psicóloga (una mujer quizá tan interesante como sus figuritas de porcelana de perros lanudos) había escrito en sus notas "complejo de aquiles", y era aún menos divertido cuando yo había preguntado la razón.
"Tienes miedo que los demás vean lo frágil que puedes ser, Minho" había dicho, acomodándose las gafas sin alguna preocupación alguna, como si tuviera la verdad en sus manos, y es que las preocupaciones las tenía yo ¿cómo demonios había deducido eso? Yo sólo le había hablado sobre mi primer de día en mi nuevo departamento. Claramente el complejo no se refería al Aquiles victorioso, sino al que tenía una flecha en el maldito talón, es fácil de descifrar, no necesitaba un psicólogo para entenderlo, pero era más que obvio que necesitaba uno para ponerle nombre a mis problemas.
¿Porqué es importante? Porque es mi primer día de trabajo, y siento como una parte de mi no está protegida, ¿así se habría sentido Aquiles al no ser sumergido por completo por su madre en el río Stix? Y es que ¿por qué Tetis no lo había cubierto hasta el talón? No es como si ella pudiera volverse más inmortal.
Como sea, un mes, un mes he pasado preparándome para un nuevo empleo, para vivir lejos de mis padres y mis gatos, ¿me sentía preparado? De ninguna manera. Pero ahí estaba, parado frente a unos 25 estudiantes (en realidad 28) que sin mucho interés hacían otra cosa más interesante que observar lo que su maestro (yo) estaba proyectando, después de todo eran estudiantes de maestría, era obvio.
Esos chicos eran París con una flecha envenenada en la mano, y yo era Aquiles con el talón de un mortal; me sentía horriblemente pequeño frente a esos chicos que no eran por mucho más jóvenes que yo, para efectos prácticos y un poco menos melodramáticos.
-Bien, sólo por cortesía me presentaré y si ustedes quieren hacerlo pueden levantar la mano-digo mirando al frente, al fondo de la sala, y de vez en cuando cruzando miradas con algún estudiante-Seré su profesor de análisis de textos especializados este semestre, mi nombre es Lee Minho-espero unos segundos antes de hablar, esperando la reacción de por lo menos alguno de ellos, y en efecto la obtengo, después de todo mi mejor amigo es estudiante y está en esta clase.
-Lee Felix-suelta el rubio con una sonrisa, espero tenerlo aquí me sirva como apoyo.
-Gracias, Felix. ¿Alguien más?-nadie responde, se mantiene absortos en sus computadoras o en sus notas, será una clase larga-Bueno. Quiero comenzar con una pregunta, espero un poco de participación, aunque sino la hay tampoco les afectará-ahora entiendo a mis profesores de la universidad, esto es agobiante-¿por qué creen ustedes que un escritor les imparte esta materia y no un doctorando en psicología que obviamente ha leído más artículos sobre el tema que yo?-está vez Felix no contesta, ya hemos tenido una conversación sobre esto antes, supongo que quiere que los demás se involucren y yo no me sienta tan ignorado.
-¿Por su experiencia en redacción?-pregunta una chica de largo cabello negro no muy lejos de Felix.
-Esa es una razón, pero vayan más allá.
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Corazón de papel
FanficLeer historia tras historia llena de besos, giros en la trama y dramas románticos no le habían hecho más que idealizar aquello ¿así debía de ser el amor? ¿Alguien le compraría cientos de pumpkin spice sólo por verlo sonreír, o acaso le propondrían m...