—Mira Kei, los bocadillos que buscabas hace rato. — agarró el paquete del estante y los sacudió para que el rubio la viera.
—Ya no me gustan tanto.
—Que mentiroso. — rio acercándose al mostrador —Hola.
—Hola, ¿Sería solo eso? — el rubio teñido que atendía el local despegó la vista de su periódico solo por dos segundos para ver que compraba la chica.
—Mhm. — extendió el dinero.
La vista del dueño del local fue a parar a las manos de la chica, dedos largos y uñas rosa bebé con brillos. Un poco más arriba el encaje de su brasier se escapaba de los botones desabrochados de la camisa escolar y justo ahí un pequeño moretón violeta.
—Gracias por su compra.
La castaña y el rubio salieron del local, ya era tarde.
—Te acompaño.
—Está bien Kei, no quiero que mis padres te vean.
—Deja de intentar protegerme, que te acompañe hasta la puerta no significa que me vayan a ver. — acomodó sus lentes.
—Si tú dices...
• • •
Al día siguiente fue la misma rutina, pero ahora sin el de lentes porque se encontraba en sus prácticas de vóley. El rubio de piercing esta vez tenía una banda elástica tirando su pelo para atrás, estaba por cerrar.
—Perdón. — tocó el vidrio de la puerta mientras el dueño daba vuelta el cartel de cerrado. Este suspiró y abrió, ya estaba todo oscuro.
—¿Qué buscabas?
—Lo mismo de ayer. — agarró aquellos bocadillos.
La escena fue igual, pero con las luces del local apagadas y solo entrado la poca luz del alumbrado público. Recibió el dinero de aquellas manos con uñas rosas, hoy aquel encaje se veía mucho más y había una nueva marca en la clavícula.
—Gracias. — abandonaron el local casi al mismo tiempo y caminaron juntos. Fue incómodo, parece que se dirigían al mismo lugar.
—¿Eres novia de Tsukishima?
—¿Qué? — habló sorprendida —No, no, es mi amigo desde pequeños. — hizo una pausa —¿Lo conoces?
—Soy su entrenador de vóley.
—Con razón. — miro las grandes puertas del gimnasio. —¿Podría quedarme en la práctica? Si no es molestia.
—Claro, no hay problema.
Sonrió mientras agarraba su pollera y la tiraba un poco para abajo, solía usarla corta y aquel profesor podía retarla.
—Tsukishima, tienes visitas. — el rubio ignoró a la chica.
—Da igual. — se enojó sentándose en la banca y empezó a comer los bocadillos que le había comprado al de lentes. Observaba como todos practicaban.
—Hoy no vino la manager del equipo. — el entrenador se dirigió a ella.
—¿Kiyoko-san, no? Vamos juntas a clase.
—Mhm, si ella.
La castaña se quedó mirando al rubio teñido quien estaba parado al lado ella observando a sus alumnos, tenía un perfil definido.
—¿Quieres anotar los puntos del partido de práctica? — volvió la mirada a ella, ya se sentía incómodo.
—Claro. — llevó otro dulce a su boca y recibió el cuaderno. La vista del rubio fue a parar de nuevo a aquellas uñas rosas que recibían la lapicera.
—Dame uno. — ordenó Kei acercándose.
—No, eran para ti, pero decidiste ignorarme.
Sin darle importancia a sus palabras, el chico metió la mano en la bolsa y sacó el bocadillo. Causando que la chica agarre la bolsa y la ponga sobre su regazo.
—Dije que no. — lo miró mal.
—Anota mis bloqueos.
—Lo que digas. — rodó los ojos.
Esa noche volvió trade a casa, se había quedado ayudando a dos chicos de primer año, compañeros de Tsukishima.
—Ya hay que cerrar, chicos. — asomó la cabeza por la puerta el entrenador.
—Guardamos y vamos. — habló Kageyama.
—¿Quieres que te acompañemos a casa, Kitakawa-senpai?
—¿Hm? No, gracias Hinata, estoy bien por mi cuenta.
• • •
Esa mañana fue horrible y el golpe recibido en su espalda no ayudaba.
Termino las clases con ganas de descansar, pero no quería volver a casa y era bastante temprano. Para colmo Tsukishima no había ido hoy porque no había entrenamiento.
Entro a aquella tienda, donde ya era normal verla de vez en cuando, pensaba tomar un poco antes de llegar a casa.
—Buenas tardes. — se dirigió a las heladeras del fondo, sin recibir respuesta del vendedor. Las cervezas estaban abajo así que tuvo que inclinar su cuerpo para sacar dos botellas. Sin querer, por primera vez, el rubio había quitado la vista del periódico, observando la lasciva escena donde la pollera de la estudiante se levantaba y dejaba ver el corto short debajo, que mucho no cubría, pero a eso no le presto atención el mayor. Su mirada se enfocó en el visible moretón más debajo de sus glúteos.
—El alcohol es malo, niña. — la observo mientras apoyaba las cervezas en el mostrador. Lo miro curiosa, aquel hombre se la pasaba fumando.
—Fumar también. — extendió su identificación, hace ya dos meses había cumplido 18, al fin.
El rubio rio nasalmente por la respuesta de la chica, tenía razón. Extendió la bolsa con las dos latas dentro y sus manos rozaron, las uñas rosas todavía estaban, aunque un poco menos brillosas que el primer día.
—Adiós. — saludó haciendo sonar el cascabel de la puerta. Camino lento a casa mientras tomaba.
海
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Baby pink nails | Ukai Keishin
Fanficホット | ❝ No puedo fingir que no te quiero aquí y ahora ❞ ukai kenshin x fem oc sin copias ni adaptaciones ©2024 dumbmar original ⚠︎ advertencias: daddy issues, relaciones sexuales, violencia familiar, golpes, traumas, alcohol...