37. Golpe De Realidad

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Me detengo de correr, estoy lo suficientemente lejos de la prisión, creo que esta es una buena distancia.

Me siento en la tierra, a Judith la siento en mi regazo y apoya su cabeza en mi pecho.

La abrazo, no tan fuerte para no lastimarla, y acarició su cabello mientras intento estabilizar mi respiración agitada.

Mi mano me duele, la observó de reojo y se está tornando morada en los nudillos, maldición.

Judith parece no entender que sucede y mejor así no tengo que explicarle, supongo que son ventajas de ser un bebé.

Miró la pañalefa a mi lado, solo espero que haya suficiente comida para ella.

Escucho gruñidos de caminantes, me levanto y empieza a caminar. Ojalá tuviera un cuchillo y no solo una H&K G36C.

Debo de encontrar un lugar seguro, necesito mantener a salvo a la pequeña y encontrar a los demás.

Aunque ni se por donde empieza, ¿a donde huyeron? ¿Todos se fueron en el autobús? ¿O escaparon por el bosque?

¿Donde demonios fueron Liam y Matthew?

Estoy muy casada, los brazos me duelen y la mano creo que apenas y puedo moverla.

Miró a Judith qué empieza a incomodarse por el movimiento mientras corro empieza a hacer pucheros, es lo menos que necesitamos.

Cómo si Dios al fin estuviera mis plegarias veo una cabaña no muy lejos.

Corro lo más rápido que me permiten mis piernas y entro rápido al subir de un salto el porche.

Cierro rápido la puerta, dejo escapar un largo suspiró.

Observó detenida la cabaña, golpeó una de las paredes para llamar la atención de algún caminante que haya aquí. Un gran error hacerlo con la mano lastimada.

Blair: ¡Maldita mierda! —me queje de dolor.

El grito que di por maldecir asustó a Judith e hizo que empezará a llorar, intento calmarla meciendola.

A este punto yo también quiero llorar.

Blair: Por favor, Jude, deja de llorar o atraeras caminantes —mis súplicas no funcionan.

No extrañaba esta parte de los bebés, llegue a un punto de sentarme en el suelo y dejar a Jude en el suelo en medio de mis piernas.

Apoyo mis codos en mis rodilla y mis manos en mi cabello intentando contener mi frustración.

Tengo que morder mi labio para no gritar, mi mano me duele, mis ojos me arden porque quiero llorar.

En mi mente solo se repite una y otra vez el recuerdo de ver esa Katana atravesado el cuello de Hershel y quedándose trabada a mitad del camino dejándolo agonizar.

Ni siquiera pudimos darle un funeral digno, ni siquiera pudo despedirse de sus hijos y no pude decirle cuanto le agradezco por haber sido el padre que nunca tuve.

Lo extraño demasiado.

Sin querer, dejo escapar un sollozo uno que hace que mi garganta duela y mi pecho se comprima.

El llanto de Judith cesa y me observa muy detenida, la observó también.

Sus mejillas empapadas de lágrimas y sus mocos saliendo de su nariz, creo que las dos nos damos cuenta de lo que acaba de suceder.

Blair: Tú también tuviste un golpe de la realidad —la levanto —. Lo siento, no quería que me vieras así.

Me quito la chaqueta para quedar con la camisa roja de manga larga qué tengo.

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