Favorite thing in the world • Lokius

Mug

Cuando la pelota se precipitó por el aire, se dirigió hacia la taza sobre la encimera. Antes de que Mobius (Don) pudiera reaccionar, la taza se hizo añicos y los fragmentos de cerámica se esparcieron por el mostrador y el suelo.

El fuerte y repentino golpe sobresaltó a Mobius (no, Don), que volteó para ver los daños causados.

Ser padre viudo es difícil, sobre todo con hijos tan traviesos como ellos. ¿Qué se puede hacer al respecto? Estaban en la edad de los problemas. Diablos, probablemente le hizo pasar rabia a su madre con las mismas jugarretas. Dios la bendiga, ahora la entiende.

Este debe ser su karma.

"Chicos, ¿qué les dije sobre jugar adentro de la casa?" Se quejó Mobius, sin embargo no se escucha enojado en lo absoluto. Demasiado cansado para eso.

Con un suspiro, se dio cuenta de que ahora tenía que limpiar todo ese desastre de cerámica y café desparramados.

"Demonios, esa era mi taza favorita." Se quejó.

Los chicos no aparecían por ninguna parte, seguramente se estaban escondiendo de él.

"Estos niños..."

Mobius se encaminó a buscar la escoba y la pala cuando se detuvo abruptamente debido a un pequeño destello de luz verde, uno que conocía demasiado bien.

¿Podría tratarse de...? Es imposible, ¿cierto?

La taza estaba como nueva, como si nada hubiera pasado.

"Loki."

Ese nombre...

Mobius no pudo contener la amplia sonrisa que se extendía por sus labios.

"¿Acabas de-?" Dijo en voz alta, como si alguien más estuviera allí con él."Eso definitivamente es hacer trampa. Mírate, presumiendo trucos nuevos. Demostrando todo tu poderío."

Revisó la taza con asombro, siendo testigo del milagro frente a sus ojos.

"¿Qué pasa con el libre albedrío de la taza?"Se rió, secándose la lágrima que amenaza con caer ante el repentino sentimiento de tristeza que le invadió debido a las circunstancias.

Otras personas pensarían que Mobius está loco si supieran que a veces habla consigo mismo (un hábito reciente).

¿A quién le importaba de todos modos?

"Gracias."

Y Loki lo escuchó.

Pasaron unos minutos de cómodo silencio hasta que...

"¿No quieres ayudarme a ordenar el resto de la casa?"