2023 - Actualidad
A veces me pongo a reflexionar sobre cómo una persona puede adquirir tal importancia en nuestras vidas, incluso cuando las probabilidades de conectar bien desde un principio eran mínimas. Lo pensaba especialmente al observar a Isabella, siendo ella misma frente a mí, sin máscaras, mostrando todas las capas que formaban su ser. Sentía una calidez reconfortante con su presencia, y realmente tenía un gran agradecimiento con la vida por el privilegio de haber cruzado caminos con ella en esta etapa.
Ella no era simplemente un trébol de cuatro hojas; para mí, era como uno de ocho. Isabella representaba la suerte y la fortuna para aquellos afortunados que formábamos parte de su círculo. Su presencia era un regalo, como un rayo de sol que iluminaba incluso los días más oscuros. Encontrar a alguien tan auténtico, tan lleno de luz y sinceridad, era un verdadero tesoro que la vida había depositado en mi camino. Era evidente que su influencia había marcado una diferencia significativa en mi vida, más allá de las apariencias o las expectativas preconcebidas.
Vuelvo a la realidad cuando ese ese familiar aroma impregna el aire a mi alrededor. Mis ojos rápidamente se posan en la figura que se acerca, y cada vez que la veo, mi corazón parece dar un vuelco involuntario, como si de alguna manera la sola presencia de ella revolviera todo en mí.
Me saluda con un cálido beso en la mejilla, su sonrisa iluminando el ambiente—. Ha sido toda una odisea esta mañana.— empieza mientras recuesta su hombro con el mío y su brazo inmediatamente se posa encima de mi antebrazo, una de sus costumbres.
—Mi madre tuvo que salir temprano hoy, así que me dejó a cargo de Samantha —comienza a explicar con un suspiro—. Preparar su desayuno, ayudarla con sus deberes y, al mismo tiempo, lograr llegar a tiempo a mis propias clases...
Mientras continúa describiendo los detalles de su mañana agitada, me doy cuenta una vez más de cuánto admiro su valentía y determinación para enfrentar lo que la vida le presenta. Las responsabilidades que ella asume no logran opacar su entusiasmo al compartir esos detalles, como si cada reto superado fuese un logro en sí mismo.
Es sorprendente cómo desde el nacimiento de su hermana menor, Isabella ha sido esa figura materna para ella. Desde temprana edad, se ha convertido en su pilar, en esa persona en la que su hermanita confía y busca constantemente.
—Desde que Sam llegó al mundo, he sido como su segunda mamá —comenta, con una mezcla de cansancio en su voz—. Desde cambiar pañales hasta consolarla cuando llora, siempre he estado ahí para ella. Mi mamá siempre ha tenido que trabajar mucho, así que he asumido la responsabilidad de cuidarla y velar por ella.—me lanza una media sonrisa—. A veces es abrumador, la verdad. Creo que no debería ser así, pero no tengo opción.
Aunque Isabella se muestra orgullosa de su capacidad para cuidar a su hermana, sus palabras transmiten el peso real que esta responsabilidad ha tenido sobre sus hombros. La fatiga y el desafío de tomar el rol de cuidadora a una edad tan temprana se reflejan en su expresión y en la manera en que relata su experiencia.
—Debe ser bastante pesado tener que ocuparte de tantas cosas siendo tan joven —digo con empatía, tratando de transmitirle mi apoyo. Su relato me llena de pensamientos, reflexionando sobre las injusticias que a veces la vida coloca sobre los hombros de personas tan jóvenes. Observo en ella esa mezcla de amor por su hermana y, al mismo tiempo, esa carga que no debería ser suya.
Nuestra conversación se ve interrumpida cuando el teléfono de Isabella emite un sonido. La veo mirar la pantalla con una sonrisa, y ese gesto me hace comprender que se trata de un mensaje de Cristian, el hombre con el que ha estado hablando desde hace nueve meses, y es evidente que le gusta.
Una sonrisa se dibuja en mi rostro al verla tan feliz, pero en lo más profundo, una punzada de melancolía se hace presente al darme cuenta de la situación, consciente de que mis propios sentimientos van en una dirección diferente. Es un momento fugaz pero significativo que me lleva a confrontar mis propias emociones en silencio, como esa vez.
2022
Nos encontrábamos en una acera a unos cuantos metros de la entrada de la universidad, compartiendo dulces y conversaciones despreocupadas sobre nuestras vidas y nuestros intereses amorosos. Isabella hablaba apasionadamente sobre su ideal de una relación perfecta mientras yo escuchaba atentamente, sumergiéndome en sus palabras.
—¿Y tú qué? —me preguntó de repente, inclinando levemente su cabeza hacia un lado—. ¿Hay alguien que te guste?
Esa pregunta resonó en mi mente como un eco. En ese instante, un silencio cómplice se apoderó de mí. Podía sentir que algo en mi interior se removió mí y parecía susurrar en voz baja, casi imperceptible, un "tú". Ese simple momento de pregunta había abierto una puerta que antes no había considerado, haciéndome cuestionar si lo que sentía por Isabella iba más allá de una simple amistad. Fue un momento revelador, un indicio que sembró una semilla de posibilidad en mi corazón.
—En realidad, no. Tú sabes que no —dije después de alejar esos pensamientos, rodando los ojos, consciente de que Isabella ya conocía mi respuesta antes incluso de haberla dicho.
—Ah no, una nunca sabe contigo—respondió riéndose.
Aunque en mi interior sabía que había desatado un pequeño vendaval de emociones que apenas comenzaba a comprender.
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Platonic Love
Teen Fiction"La concepción platónica del amor es, por consiguiente, el de un impulso que nos lleva a querer ir más allá de lo material en nuestra experimentación de algo, en el acceso a su belleza. Si bien pues, lo que caracteriza al amor es, por tanto, la búsq...