» Capitulo 8.

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Book no estaba en el asiento junto a Force la mañana del lunes, como de costumbre lo hacía.

El asiento estaba completamente vacío, y el mejor amigo presente no dejaba de verlo; no había pasado ni una hora y ya lo extrañaba.

Trataba de no tomarle mucha atención al asunto. Seguro sólo se sentía mal y no pudo asistir, o quizá se le hizo tarde y ya iría, o bien venía por la entrada del recinto.

Habían tantas posibilidades y Force jamás había pensado tanto sobre eso, hasta ahora.

-Force- le llamó Sea. Cuando éste tuvo su atención, le observó, aunque sin mayor relevancia-. Me llegó un mensaje de P'Dunk, dice que vayas al gimnasio.

Sin preguntar la razón, Force pidió permiso para ir al baño, lugar al que claramente no iría, pero era necesario y corrió lo más rápido para encontrarse con Dunk.

Lo localizó a lo lejos en su pantaloneta de educación física, respirando agitado y bastante sudado.

Dunk le hizo señas de que se acercara por detrás de la gradería, a lo que obedeció y fue, pero solo.

Si alguna vez se sintió usado, triste y con enojo o rabia al mismo tiempo, pues ahora lo sentís el triple.

La rubia estaba casi que comiéndose la boca con el chico al que llamaba ser su primo, Joong.

No parecían estar forzando nada, tampoco que alguno se negara, así que sólo le dejó en claro a Force, que Namtan sólo estaba jugando con él.

Que Jimmy, Pond, Sea y Dunk tenían razón con respecto a ella.

Y sobre todo, que nunca debió dejar de lado a su mejor amigo por alguien más.

Sin decir mucho, simplemente se dió la vuelta y se fue, agradeciendo a Dunk.

El mayor le dió una palmadita en la espalda para tratar de reconfortarlo, si podía decírsele así.

Caminó de vuelta a su aula, donde se sentó con los ánimos por el suelo.

Pero no estaba triste porque la chica que decía gustarle, únicamente haya jugado con él, no, de hecho eso podría ser lo último para él.

Lo que más le dolía era que su mejor amigo no estaba ahí para él, para darle un abrazo y decirle que él estaba junto a él y que todo saldría bien.

Lo extrañó como nunca.

Book metió otra palomita a su boca mientras continuaba viendo su programa favorito

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Book metió otra palomita a su boca mientras continuaba viendo su programa favorito. Llevaba ya cuatro días sin salir de su casa.

Ese día no asistió al instituto porque no sintió que tuviese el valor para mirar a Force nuevamente.

En realidad no había ido porque se pasó todo el fin de semana ahogando sus penas en lágrimas, dramas tras dramas, helado y música que lo hacía sentir peor.

Y de tanto que lloró, aún tenía su carita levemente hinchada, y no quería que alguien -alguien más que Fluke-, lo viera así.

Mientras, su primo cuidaba de él y su estabilidad emocional.

Sabía que el tema de Force ponía muy sensible a Bookie, entonces tenía que cuidar de él un poco mejor de que ya lo hacía, así que lo mantuvo ocupado en un programa y comiendo cosas.

Quizá eso ayudaría, pero es que ya no sabía qué hacer.

-Phi- llamó el menor. Rápidamente el llamado corrió donde estaba él y se sentó junto a éste, esperando a que le dijera lo que necesita-. Quédate aquí conmigo, por favor.

Fluke se quedó ahí, y empezó a ver el programa junto a su primito.

Pronto, sintió como la cabeza del menor se recostaba en su hombro y seguida de ella, llanto, nuevamente.

No sabía que hacer, más que abrazarlo y dejarlo soltar las lágrimas. Book ahora estaba abrazado a su Phi mientras soltaba las lágrimas y sollozos ahogados.

Se sentía del asco.

Fluke estaba acumulando el odio que no tenía por Force, pero que ahora estaba creciendo.

Odiaba ver a su primo en aquel estado, no lo merecía. Aunque tampoco lo culpaba, él ni siquiera sabía que Book estaba enamorado de él.

Se sentía también en parte culpable por ese pequeño odio que comenzaba a crecer, y comenzaba a creer que era únicamente por saber que era él -Force - quien estaba provocando esas lágrimas sin tener idea.

El sonido de unos nudillos en la puerta hicieron a Book despertar rápidamente.

Se limpió en un dos por tres los ojos, quedando aún rojos, pero tratando de disimularlo, al aire.

Se notaba que había estado llorando y era imposible esconderlo o negarlo.

Fluke abrió la puerta. No dijo nada y solo suspiró dejándolo pasar.

-Estaré en mi cuarto, Bookie- dijo su primo, pero el menor quedó confundido. -Si algo sucede, grita.

-¿Por qu-?

El castaño se detuvo al ver al pelinegro entrar por la puerta y Fluke pasar por ahí algo extraño-. Force.

-Bookie.

-Bookie

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