Capitulo 3: El mundo es un pañuelo.

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Eliana

Acepte, ¡por supuesto que acepte!. Este lugar es un puto apartamento, cocina equipada, sala, un baño medianamente grande, y dos ¡dos! Televisores. Sólo un idiota no aceptaría.

–Ahora viviremos juntos.– volteo a ver al joven con el que viviré de ahora en adelante.

–¿No te incomoda? -me mira Dylan un poco confundido.

–¿Incomodarme?, ¿porqué?

–Pues...no se...tal vez ¿porque vas a vivir con una persona del sexo opuesto? .

–¿En que siglo vives?, no me siento incomoda, porque no me has hecho sentir incomoda..

Dylan suspira y se relaja, sale unos segundos y entra con las maletas.

–Muy bien, solo hay un cuarto. No quiero dormir en el mueble todo el año –dice Dylan con seguridad .

–La cama es bastante grande, y el closet también.-inmediatamente se le iluminan los ojos, y desinfló el pecho.

–¡Muy bien!, tengo hambre.

–Yo también...- cada uno camina a la cocina Dylan abre la nevera mientras yo abro la alacena, nos miramos unos segundos .

–No hay nada- decimos al mismo tiempo luego nos emepezamos a reirnos

–¿Podríamos?...comprar la comida entre los dos...- Dylan me mira confundido– O sea comprar lo que se necesita y cada uno dar la mitad ya otras cosas como dulces y eso no...siento que no me estoy explicando bien.

–No, creo que ya entendí, por ejemplo, arroz,pasta, salsa, harina, papel higienico, pasta de dientes ¿cosas así?

–¡Si!, justo así, ¿te parece?

–Me parece, ¿vamos a comprar ahora? o– dice Dylan alargando la o esperando una respuesta.

–Si, tengo hambre y entre mas rápido compremos mas rápido comeremos.

–Me gusta como piensas .

Dylan guiña un ojo, salimos a el super y compramos las cosas necesarias.

Después de llegar, arreglamos la despensa justo terminando Dylan recibe una llamada, y sale de la cocina a contestar, después de uno segundos escucho la puerta principal abrirse por lo que doy por echo que salio y me propongo a hacer algo para comer.

Estoy vertiendo la masa de panquecas a la sarten cuando suena mi teléfono. Contesto y lo primero que escucho es

–¡Eres una falsa!,¡traidora!,¡vende patria!

¿Vende patria?, ¿enserio Jesús?

–¡Dos días! ¡Solo han pasado dos putos dias! Desde que me fui y ya me olvidaste.

–Claro que no, el día que te fuiste te escribí que me avisaras cuando llegaras.

–¡Y te avise!, y ese es el ultimo mensaje de nuestro chat.–escucho un gruñido.

–¿Me quieres insultar un poco mas?

–Si.

–Hazlo.

–No soy capaz, mala.

–Perdon, perdon- digo mientras suelto una pequeña risa. Mí amigo Jesús es el mejor amigo que muchas chicas quieren tener es guapo, divertido, inteligente, y es gay.

A Jesús lo conocí antes que a luna, fue casi inmediato, hicismos click y ahora somos los mejores amigos habidos y por haber.

–¿Y?, cuentame como te fue hoy.

–Tuve una problema con las habitaciones y luego fui a comprar lo de comer, de resto supongo que todo normal.

– Quiero verte la cara. ¡Hagamos video llamada!

–¡Bien!

Los dos colgamos, yo saco la tercera panqueca y pongo otro poco de masa en la sarten. Mi teléfono vuelve a sonar y yo contesto y como esperaba era mi querido Jesús.

Descuelgo la llamada y veo a un Morenazo de ojos verdes y cabello castaño oscuro.

–¡Hola!, no has cambiado nada.– me dice con un puchero decepcionado.

–Han pasado dos días.

–No lo se, creí que habías echo algo en lo que yo no estoy, estoy decepcionado.

–Prometo hacerme algo en lo que no estas– digo con una mano en el pecho.

Pongo el teléfono de forma que me vea yo y un poco de la cocina, y volteo la panquecas

–¡Oh por Dios!

-¿Que pasa?- digo todavía concentrada en la panqueca pero Jesús se mantiene en silencio. Me volteo hacia mi teléfono y veo que detras mio hay dos personas no logro ver bien quienes son por la adrenalina, tomo lo primero que encuentro y me volteo inmediatamente .

–¡Quietos!,¡tengo una!.– me fijo que es lo que sostengo y poco a poco mi voz se va apagando.– una espatula.– termino de hablar apenada al ver quienes eran las dos personas.

Personas a las cuales se les va a salir un pulmón de tanto reirse Dylan y un chico Rubio está prácticamente en el piso riéndose como si hubiese pasado la cosa mas graciosa.

–¡Oh no!, ¡tenga piedad de nosotros mujer de la espatula!.– empieza el rubio.

–¡Si!, ¡no quisiera morir de un espatulazo!- le sigue Dylan.

–Ya, ya entendi, dejen de burlarse o no comerán de mis deiciosas panquecas.

–No miente, son las mejores que comerán en su vida, cariño. Voy a colgar ¡te quiero!.– les advierte Jesús a traves de mi celular y termina la llamada.

–¡Y yo a ti!

Saco la última panqueca y la pongo en el plato donde estaban todas las demás sacó dos platos más los pongo todos en la mesa saco el chocolate y la miel y me siento con el teléfono en la mano, Dylan y el rubio se sientan uno de cada lado y me miran con ojos de cachorrito.

–Perdonamos.–dice el rubio.

–Si, no queríamos burlarnos de tu arma homicida.–El rubio le da un zape y me mira con ojos de cachorrito el solo mientras que Dylan lo mira él como si lo quisiera matar.

–Ignora a ese tonto, soy Austin.–dice el rubio cual ahora se su nombre, extendiendone la mano.

–Un gusto Austin soy Eliana pero puedes decirme Ely.– le respondo estrechandole la mano.

–¡Ah, yo soy Dylan y soy una pared!

–Dylan no siempre puedes ser el centro de atención.– le dice Austin burlandose.

Dylan chasquea la lengua y me mira pidiendo permiso, yo solo saco dos panquecas de el plato en el que es tan todas juntas y ellos empiezan a repartirse las sobrantes.

Escucho que tocan la puerta y veo a Austin pararse casi corriendo a abrir para luego entra con una chica.

¿Luna?

Esta con mi mejor amiga, Luna







Kiari♡

Crazy LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora