¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
NAGI SEISHIRO ✩ ˛˚ .
NAGI, tu amigo de la infancia, te miraba directamente a los ojos. Su mirada inexpresiva penetró profundamente donde más le dolía.
"No necesito eso", dijo después de que le mostraras el regalo de Navidad que tenías para él. "Deja de esforzarte demasiado".
Abrazaste la caja con fuerza en tus brazos, manteniendo a raya tus lágrimas. "Lo siento. Debería irme", dijiste completamente dolida por el rechazo del niño que amabas desde que eras una niña. "Voy a dejar esto aquí mismo".
Te apresuraste a salir de su apartamento sin esperar que te rompieran el corazón durante la temporada navideña. Siempre habías suspirado por él desde que estabas en preescolar. Pasó de ser un querido amigo a alguien con quien sabías que querías pasar tu vida. Se suponía que debías confesarte con él hoy después de muchos años de reprimir tus sentimientos, pero su respuesta llegó justo antes de que pudieras pronunciar las palabras.
Deja de esforzarte demasiado.
Te temblaron los labios. ¿Fue así como te vio todo el tiempo? Alguien... solo alguien que se está esforzando demasiado por estar con él.
Tiraste de la perilla hacia abajo abriendo la puerta, pero se cerró justo antes que tú en un instante.
"No lo quise decir de esa manera".
Al levantar la vista, viste la mano de Nagi apoyada en la superficie de la puerta, manteniéndola cerca mientras se elevaba detrás de ti.
—No tienes por qué arrepentirte —dijo, con el aliento acariciándote la oreja—. "Yo soy el que debería estar arrepentido".
Tus ojos se abrieron de par en par. Te diste la vuelta, frente a él. "Q-¿Qué estás..."
Lo miraste a los ojos en pura confusión y él se acercó a ti, apretándose contra tu cuerpo.
Tu corazón latía con fuerza en tu pecho mientras tus sentidos se llenaban de su persistente aroma. Estuvo cerca. Demasiado cerca. "Sei..."
Y tomó tus palabras con sus labios contra los tuyos. No sabías lo que estaba pasando ni por qué estaba sucediendo esto. Estabas débil en sus brazos. Tu mente estaba perdida con la forma en que te besaba tan sensualmente. Su lengua masajeaba la tuya de una manera amorosa que te hacía sentir más caliente entre tus rodillas. Sus fuertes brazos rodeaban tu cuerpo, acunándote firmemente en su abrazo. Sus labios viajaron hasta el hueco de tu cuello, saboreándote y respirándote.
