El último rayo de sol acariciaba cual petalo de rosa nuestra presencia, no abundaban palabras, no eran necesarias pues era todo lo que quería y era todo lo que esperaba, el instante me exigía darle gracias a la vida por pasar momentos como estos contigo.
Mil atardeceres en una vida.
El último rayo de sol acariciaba cual petalo de rosa nuestra presencia, no abundaban palabras, no eran necesarias pues era todo lo que quería y era todo lo que esperaba, el instante me exigía darle gracias a la vida por pasar momentos como estos contigo.