Amber

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Los siguientes años fueron una especie de tortura lenta y extenuante para Loan. Solo los medicamentos, la presencia de Dalia y las ocasionales muestras de amor que le daba su padre la salvaron de deteriorarse más rápido.

Al principio, las cosas no fueron tan malas. Nury, la hija de Lola, llegó muy tranquila y modosita para aposentarse en la casa. Hacía todo lo posible por congraciarse con su prima y su tío, especialmente con Lincoln. Pero muy pronto ya estaba haciendo todo lo posible por pasar mucho tiempo con Lincoln, y desplazar a Loan en su afectividad. Y aunque no lo logró del todo, los prejuicios y las debilidades de carácter de los dos les jugaron en contra.

Al atender a Nury, el peliblanco podía distraerse de sus sentimientos prohibidos por su hija; de manera que la situación le resultó cómoda y mucho menos amenazante. Loan encajó el golpe inmediatamente. Se dio cuenta de que su padre le dedicaba más tiempo y atenciones a Nury, y se volvió casi tan retraída como lo había sido al principio de su tratamiento. Muy pronto desarrolló una forma suave de agorafobia que no respondía ben al tratamiento farmacológico, y Lincoln no tuvo más remedio que aceptar el hecho de que su hija estaría mejor estudiando en casa de manera permanente.

Y así, Loan se convirtió de facto en la ama de casa. No se sentía verdaderamente útil ni feliz con esa situación, y ella lo notaba con toda claridad. Para colmo, su prima Nury comenzó a mostrar cada vez más hostilidad hacia ella, compitiendo ya de manera abierta por la atención de Lincoln. Loan supo, o creyó saber, que su padre la había cambiado por su prima; y se fue aislando cada vez más.

Quizá hubiera colapsado mucho más rápido de no ser porque ocurrieron dos cosas que la sostuvieron durante mucho tiempo: su descubrimiento del Internet, y la llegada de su prima Dalia. Antes del fallecimiento de su madre nunca fue muy aficionada a la red; pero al sentirse desplazada, el mundo cibernético se convirtió muy pronto en su verdadera casa. Tan pronto como terminaba sus quehaceres, se dedicaba a navegar por la red, y no tardó demasiado en descubrir algo que le perturbaría y le daría solaz durante varios años: la pornografía.

No la veía mucho tiempo, porque comprendía que estaba jugando con una cosa prohibida que tenía que ocultar muy bien. Pero cada noche, en la soledad de su habitación, se conectaba y se ponía a ver videos. Le fascinaba especialmente el porno suave y romántico, donde las actrices eran tratadas son dulzura y delicadeza por sus amantes. Por supuesto, pasó muy poco tiempo antes de que se imaginara en el lugar de las actrices, recibiendo tantas atenciones y amor como lo veía en la pantalla. El verdadero problema fue cuando comenzó a fantasear con su propio padre y a autosatisfacerse. Sus orgasmos eran tan intensos, que más de una vez se puso en riesgo de ser descubierta por no poder controlar sus gemidos.

***

Las cosas se calmaron bastante cuando llegaron el resto de sus primas. Dalia congenió rápidamente con ella, y muy pronto se hicieron amigas íntimas. Dalia empezó a compartir con Loan toda la carga de la casa, la ayudaba con sus estudios, vigilaba que se tomara sus medicamentos, platicaba con ella, y controlaba por sí sola al resto de sus primas.

En los años que Dalia estuvo en la casa, Loan y Lincoln tuvieron la impresión de que sus vidas se acomodaban por fin. Loan logró terminar la preparatoria, estaba mucho mejor, y ya no sentía la misma necesidad de competir con sus otras primas por el afecto de Lincoln. Incluso su adicción a la pornografía se redujo a su mínima expresión, y aunque seguía fantaseando con su padre, ya no se sentía mal con sus fantasías. Lincoln, por su parte, tenía ahora mucho más trabajo; pero se iba sin pendientes sabiendo que Loan y Dalia se encargaban perfectamente de la casa y de sus sobrinas. Incluso su deseo malsano por su propia hija se atenuó mucho. Era cierto que aún la veía hermosa y deseable, pero ahora procuraba dedicar su atención a otras mujeres que no estaban prohibidas.

Te adoro, mi amor (Loancoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora