- Bueno gatitos, buenas noches - saludó, se había quedado toda la tarde estudiando para la importantísima prueba de mañana, y terminando algunos trabajos y se le había pasado la hora. Apenas alcanzo a comer algo y lavarse los dientes
Ahora se encontraba en la puerta de su habitación, somnoliento saludando a los dos gatitos que lo miraban desde el sofá
- ¿Debería... Ponerles nombre? - cuestionó al aire; los gatitos lo miraron casi simultáneamente con una expresión expectante y preocupada. Pero no podía pensar con tanto sueño, a pesar de esforzarse - mejor... - pronunció en un bostezo - lo dejamos para mañana... - y cerró la puerta de la habitación dejando a los dos michis solos, quienes parecían haberse aliviado por la decisión del azabache
Se cambió a ropa más comoda para dormir: un pijama color violeta oscuro y pantuflas iguales; apagó el aire acondicionado para poder escuchar el suave murmullo de la lluvia golpeando su ventana y se quedó unos segundos mirando la oscura ciudad hundida en la densa llovizna y la luz de la luna asomándose por entre los oscuros nubarrones de tormenta
Cerró la ventana y se recostó en la cama cubriéndose con una sábana delgada, estaba calor, por ser verano, pero se negaba a dormir sin sábanas, era su ley, era como quedarse vulnerable mientras estaba inconsciente. Y eso solo le llevaba a una conclusión: un mal final.
Se recostó boca arriba aunque era sabido que cuando despertara podría estar en cualquier posición menos esa, y cerró los ojos recordando el buen día que hizo.
-._.-°-._.-°-._.-¬
- Ey... - exclamó una voz en algún lugar del espacio
Por alguna razón el sitio ahora estaba lleno de árboles de cerezos y arces, una acogedora combinación
Sin embargo, algo que lo seguía confundiendo: ¿Quién le estaba hablando?
No era un sueño que había descubierto hace poco. Hace un par de años, desde que entró a la escuela secundaria, ha tenido sueños en los que se presentaban estos dos personajes, o mas bien sus voces, al principio solo escuchaba sus voces, solo decían su nombre.
Luego las voces cesaron y pudo ver por primera vez dos rostros que nada conocía, aunque le sorprendió la extraña belleza de estos.
Hasta que empezaron hace muy poco a pedirle ayuda y a llamarlo con un apodo un tanto extraño- ... - qué extraño... Parece que esta vez si puedo hablar - Ustedes... ¿Quiénes son? - cuestionó algo sorprendido por su repentina función de habla
- Queda.. Poco tiempo... - esta era una voz más enérgica, había aprendido a diferenciarlas, y suponía que se trataba del chico de ojos verdes
- ¿Para qué...?
- Para que todo se acabe
- No podemos demorar - dijeron de forma seguida como si pareciera una sola persona
- ¿O sino...? - cuestionó curioso y algo preocupado, comenzando a caminar adentrándose en el largo y recto sendero de árboles
- El fin... - apareció de repente caminando a su lado, con la mirada fija en el punto final del sendero, sus ojos verdes parecían perdidos en preocupaciones del futuro
- ¿El fin de qué...? ¿Y por qué me hablas a mi? - observó los cabellos rojizos del contrario mecerse, al parecer había una especie de brisa
- Eres el único que puede ayudarnos - esta vez apareció el albino del otro lado, este si lo miraba expectante
- ¿Cómo?
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Sé escuchó el imperceptible crujido de la puerta al abrirse lentamente y las suaves pisadas dirigiendose hacia la cama, deteniendose una de cada lado.
- ... - las miradas se dirigieron hacia el durmiente azabache sobre la cama, dos perlas color esmeralda lo observavan pensantes y algo confundidas mientras del lado opuesto dos pupilas invadidas con un intenso rojo carmesí observaban con profundidad el rostro del más bajo
- ... ¿Es... Él? - se atrevió a pronunciar el de cabellos rojizos desviando su atención ahora al albino, quien suspiró un tanto decepcionado
- ¿Por qué no lo sería...? - cuestionó en un tono bajo tratando de no despertar al chico que dormía plácidamente
- Es muy.. Joven - por alguna razón, habían obtenido información sobre que el Kamoshidatsu tenía más de 400 años, pero ese chico parecía de 16...
- Tal vez... Conserve un aspecto joven, eso es todo - tranquilizó; no lo habían visto de cerca desde que llegaron a su casa, de hecho, se esperaban de todo menos eso, pero de algo estaban seguros - además... ¿Lo sientes? - se dirigió al contrario, quien volvió a mirar al azabache
- Si... Es diminuta, pero ahí está
El elegido, o mejor nombrado como Kamoshidatsu no es un ser humano cualquiera, y se caracteriza por desprender un aura que solo son capaces de percibir los haibiritos.
Se dice que mientras más grande sea esa aura más preparado esta el Kamoshidatsu para su labor, aunque eran simples rumores. Lo malo es que si fuera cierto, el cuerpo de ese chico no tenía idea de lo que le esperaba.
- No hay margen de error, es él. - afirmó el albino con profesionalidad antes de ser sorprendido por un murmullo del durmiente azabache
-._.-°-._.-°-._.-¬
- Te necesitamos... Kamoshidatsu - pronunció el chico de cabellos rojizos ahora mirándolo con preocupación
- No me llamo así...
- Para nosotros sí..
- Ni siquiera los conozco.. - se excusó frunciendo levemente el ceño, empezaba a impacientarle toda esta situación. Jamás ayudó a alguien que no fuera su familia o amigo, simplemente no se veía salvando al mundo o algo parecido
- Shikanoin Heizou - pronunció dejando al contrario algo confundido, subió su mano para mostrarle y dejar caer un par de pétalos rosas en el aire, provenientes de la cantidad de árboles de cerezo que había en el lugar
- Heizou... - se dispuso a observarlo con algo de fascinación, era un rostro bastante hermoso. El mechón rojizo opaco de cabello que cubría parte de su ojo y frente, pero lo que más le llamaba la atención, además de sus preciosos ojos de un exótico verde esmeralda, eran los dos lunares que compartían perfecta simetría debajo de sus ojos, y su forma tan circular
Ahora volteó a ver al chico que había aparecido de repente a su otro lado, sorprendiendolo un poco pero de nuevo se dispuso a observarlo, sus cabellos, tan blancos como la nieve a excepción de un mechón rojo que partía hacia un costado. Su pálida y lisa piel, sus largas pestañas del mismo color que su cabello dándole el toque a la perfección, y para cerrar: sus ojos, parecían dos perlas carmesí invadidas por un brillo muy intenso
Aumentando su curiosidad de saber su nombre
- Soy Kaedehara Kazuha - dijo, notando que las miradas ahora se dirigían a su persona. Los ojos del azabache se iluminaron por un segundo, cumplió perfectamente sus expectativas, era un nombre hermoso para un ser hermoso
- Kazuha... - abrió los ojos y por un milisegundo antes de cerrarlos pudo jurar que vio el mismo rostro de sus sueños, pero con el techo de su habitación de fondo
Confundido, se frotó los ojos con ambas manos y volvió a abrirlos. Esta vez no había nada. Se sentó en la cama procurando paciencia ¿era una alucinación? No, probablemente solo vio mal.
Entonces otra cosa le llamó la atención: la puerta de su habitación, ¿la había dejado abierta la noche anterior?
Se levantó y la cerró luego de echar un vistazo a la sala, no había nada extraño, qué raro...
¿Los gatitos pueden abrir puertas?
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Dos gatos y un ratón ❖❀☪ Heikazuscara
FanficSé que no estoy en una novela pero... ¿¡qué carajo con mi vida!? Nunca imaginó las vueltas que daría su vida al encontrarse por casualidad con dos gatitos abandonados en un oscuro callejón, sin dueño y sin nombre, o eso creía... Lo que no sabía era...