ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟛: ℙ𝕖𝕟𝕤𝕒𝕞𝕚𝕖𝕟𝕥𝕠𝕤 𝕋𝕠𝕣𝕞𝕖𝕟𝕥𝕠𝕤𝕠𝕤

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Aquí arriba les dejé la canción que se usa en este capítulo cantada por Fumi Hirano para que la escuchen

Aquí arriba les dejé la canción que se usa en este capítulo cantada por Fumi Hirano para que la escuchen

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Ataru regresó a su cuarto con la mirada perdida. La visita de Shinobu había sido un torbellino de emociones, alegría y desánimo entrelazados. Enterarse de lo que su mejor amiga le dijo sobre su madre le partió el corazón.

"—Vi a tu madre el otro día... ella está saliendo con un hombre adinerado. Parece más feliz desde que te fuiste... y no sabes cuánto la odié por eso."

¿Qué esperaba, después de todo? Esa mujer solo lo despreció. Aun así, solo ansiaba un poco de afecto maternal. Parecía que ella tenía razón. Él estaba destinado a la soledad, al fracaso, a que nadie lo quisiera. Sin darse cuenta, empezó a llorar. Estuvo a punto de arrojar sus pertenencias cuando vio un retrato de Lum. Lum... parecía preocupada por él. Pero al final, no tenía el coraje de contarle a alguien como ella sobre su miserable vida. ¿Quizás fue demasiado duro con ella? No podría decirlo. A pesar del agotamiento emocional, Ataru se recostó para intentar dormir. Mañana sería otro día de trabajo rutinario, pero la noticia de Shinobu seguía resonando en su mente.

"—Me voy a casar... quiero que vayas... quiero tenerte en mi vida."

La alegría por ella estaba acompañada de una sombra de celos, una pizca de amargura por la felicidad ajena que parecía esquivar su propio destino. En la oscuridad de su habitación, los suspiros se mezclaban con el peso de una realidad que no dejaba de recordarle su soledad.

Al otro día, en su trabajo, Ataru se preguntaba si alguna vez podría alcanzar la felicidad. Las nuevas ojeras bajo sus párpados atestiguaban las noches de insomnio, una manifestación física del agotamiento emocional que arrastraba consigo, tan cansado del trabajo, de la vida. La advertencia de su madre resonaba en su mente, como un eco sombrío que le recordaba su supuesto destino de infelicidad. El miedo de arruinar la felicidad de Shinobu lo acechaba. ¿Sería capaz de volver a la vida de ella sin entorpecer su alegría? La idea por si sola lo atormentaba, y cada día se sumía más en la creencia de que quizás estaba destinado a ser un obstáculo para la felicidad de los demás, tal como su madre le había advertido.

El día, ya cargado con la pesada rutina de dos trabajos, parecía deslizarse entre sus dedos. Ataru, exhausto, se encaminó hacia su hogar con la única certeza de tomar un merecido descanso. Al llegar, la sutil esperanza de una buena cena se desvaneció al descubrir que solo le quedaba un solitario paquete de ramen instantáneo. Un suspiro, cargado de preocupación, escapó de sus labios. El dilema financiero lo asaltó con la misma crudeza que sus problemas personales. Al gastar gran parte de su dinero en el bar la noche anterior, sin medir las consecuencias, ahora se enfrentaba al hecho de no tener lo suficiente para cubrir el alquiler. ¿Acaso no podía ni siquiera administrar su propio dinero? Se sentía atrapado en una espiral de errores, cuestionando su valía y lamentando cada decisión que lo condujo a este punto. Era un ciclo de autoaflicción del cual no podía escapar. Era un completo Imbécil.

𝑫𝒓𝒆𝒂𝒎𝒔, 𝑳𝒐𝒗𝒆, 𝑯𝒐𝒑𝒆𝒍𝒆𝒔𝒔𝒏𝒆𝒔𝒔 |𝑼𝒓𝒖𝒔𝒆𝒊 𝒀𝒂𝒕𝒔𝒖𝒓𝒂|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora