Capitulo 1 - Contrólate un poco, por favor

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Dia 1:  Autocontrol

 Más aclaraciones al final del capítulo.

[...]

— Demonios, espera-¡agh!— un quejido doloroso salió de sus labios tan pronto como el alfa desesperado lo empujó bruscamente contra el estante de la librería.

Hace unos minutos, Atsushi estaba organizando tranquilamente los libros del carrito en las estanterías correspondientes, según el género de lectura y por orden alfabético, tal como le gustaba a su jefe o mejor expresado con sus palabras "La forma ideal de ordenar los libros para disfrutar de una amena lectura".

Cuando escucho a lo lejos la campanilla de la entrada timbrar anunciando un cliente nuevo. Atsushi gritó desde su lugar un sonoro "Bienvenido, en un momento lo atiendo" que retumbó más fuerte en los pasillos vacíos de la tienda de libros llevando el eco hacia la entrada.

Se apresuró a guardar los pocos libros que le quedaban pendientes para poder ir al mostrador a atender a su primer cliente del día, pero, en cuestión de segundos, un fuerte aroma a lavanda llegó a sus fosas nasales desde detrás de él, interrumpiendo en seco su tarea.

Atsushi conocía muy bien a quién pertenecía ese olor, lo había sentido muchas veces antes, sin embargo, no tuvo tiempo de girarse para preguntarle qué rayos estaba haciendo ahí en ese momento y mas a esa hora cuando se suponia que debia estar en su oficina, porque el alfa lo empujo de imprevisto contra la estantería, inmediatamente después enjaulandolo con su cuerpo mientras enterraba su rostro en la parte posterior del cuello de Atsushi, intentando inhalar profundamente sus feromonas omega de olor a vainilla.

Esfuerzo infructuoso pues Atsushi llevaba parches para olor ese día así que por más que el alfa detrás de él se restregara y frotara contra su piel, ansioso por captar el perfume dulzón natural de sus glándulas, no encontraría nada.

— Te dije que esperes, cálmate un poco — Atsushi intentó de nuevo hacerlo entrar en razón, retorciéndose en el agarre del alfa para zafarse y poder por fin apartarse de la estantería.

Ante sus movimientos bruscos el alfa gruño, literalmente, enojado no solo porque no podía encontrar la esencia relajante que buscaba y necesitaba, sino que también porque el molesto omega no colaboraba ni un poquito.

— Quédate quieto, maldita sea — le regaño, despegando brevemente su rostro del cuello ajeno, para luego volver a hundir la cabeza en las glándulas odoríferas al mismo tiempo que usaba sus manos para sostener con fuerza las caderas de Atsushi e inmovilizarlo contra el mueble de madera.

— ¡Por supuesto que no! ¡Estoy en mi trabajo! — se retorció con más ímpetu una vez más, moviendose de un lado a otro, quitando las manos que aprisionaron su cadera con las suyas propias.

Empujó con todas sus fuerzas al alfa demandante para quitarlo de encima y que por fin dejara en paz su cuello que estaba empezando a irritarse por el roce constante. En respuesta ante la brusquedad de sus movimientos, el alfa le gruño mostrándole los dientes.

— No hay nadie — replicó enojado, alargando su mano para tomar el brazo derecho de Atsushi quien lo manoteo para mantenerlo alejado.

— Ese no es el punto Akutagawa — el aludido lo miro mal, sobándose la mano que Atsushi había golpeado, gruñendo de nuevo para mostrar su irritación — Geezz que te pasa hoy, ¿por qué estas así?

Akutagawa no respondió, simplemente se cruzó de brazos y giró su rostro hacia otro lado de forma infantil, molesto por el rechazo del omega. Atsushi bufó ante la actitud del pelinegro, incrédulo de que actuara en ese plan después de que había sido él quien lo abordó de la nada en su trabajo, acorralandolo contra la estantería de libros como si fuera uno de esos asqueroso alfa acosadores que salían en las noticias, esclavos de sus impulsos más primitivos.

Una simple transacción (DazAtsu - ChuuAku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora