La Cúspide / Bakudeku

I: Extinción.

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Katsuki preparó un inventario de los productos que se habian cosechado esta temporada. Hubo una excelente cosecha de batatas y trigo este año. Esperaba que el arroz se diera así de bueno. El clima les había favorecido mucho este año.

Eso era una excelente noticia. Suficiente problemas tenían para que las cosechas fueran uno más de ellos.

Mientras organizaba todo. Estaba ansioso.
Escucho unos pasos detrás suyo, no hubo necesidad de que volteara a mirar por el olor pudo saber quien era.

— ¿Y bien?

— Es una alfa, lo siento hermano.

— Demonios — Refunfuñó. Realmente tuvo una esperanza en esta ocasión.
Creyó que los dioses se apiadarian de ellos y les daría un Omega.

Kirishima mostró decepción, igual que su amigo pensó que esta vez tendrían suerte.
Que la niña que hace unos días habían tenido los primeros síntomas del celo, se presentaría como Omega.

Los Omegas se habían extinto, es decir era algo que todos debieron suponer que pasaría. Esas pequeñas criaturas sufrieron todo tipo de calvario inimaginables. Considerados insignificantes, tratados como basura. Maltratados, violados, marcados y abandonados.
Poco a poco su número se fue reduciendo considerablemente. Hace sólo unos 60 años el último Omega que quedaba falleció.

Todos los de aquel tiempo quedaron en shock. Un sentimiento de silencio universal al ver a ese chico morir agonizante. Los habían destruido, finalmente habían acabado con todos aquellos frágiles seres.
Al principio no se preocuparon, pensaron que nacerían más. Sin embargo, sin Omegas lo que quedó fue que Alfas y Betas se unieran para continuar con el ciclo de la vida.
Lo que antes no parecía un problema y hasta mejor que Alfas y Betas se relacionaran. Sin los Omegas pronto esto se volvió un problema, uno muy serio.

La realidad es que la reproducción entre Alfas y Betas o entre Alfa y Alfa  era muy difícil, lograr engendrar un cachorro, era realmente un reto. Lo único con facilidad eran las mujeres Betas con hombres Betas.

Esto llevó a que la misma población fuera reduciéndose siendo en su mayoría Betas. Las razas de los Alfas se iban perdiendo.
Bakugo Katsuki había sido un claro ejemplo, sus padres habían tardado casi seis años que lograr concebirlo. Pero muchas parejas no tenían suerte, algunas tardaban más años o nunca sucedía.

La raza Alfa de Katsuki eran Bellshin, una raza de guerreros bastante fuerte. Con una esta capacidad para pelear descomunal. Su raza era la mejor cuando se trataba de ganar una batalla. Siempre salían victoriosos.

Sin Omegas que eran los únicos que podían parir Alfas. Muchas razas dejarían de existir. Irónico que un género que fue tan menospreciado y destruido, fuera tan vital. Ahora lo sabían, pero ya no había marcha atrás.

Katsuki no supo que hacer, ¿solo vería a su pueblo marchitarse hasta no quedar nada de ellos, justo como sucedió con los Omegas? Definitivamente no.
Algo debería hacerse.

Él era el líder de su pueblo, no permitirá que algo así pase.
Lo había pensado mucho. Había escuchado de un tipo, Aizawa.
Un hombre que había visitado muchos lugares, un viajante. Conocido como un sabio, que había estudiado muchas materias, tal vez el podría decirles que hacer. Cualquier cosa.

Estaba dispuesto a empezar su viaje mañana mismo. Debía preparar todo. Estaba enterado que Aizawa estaba en un pueblo cercano a dos días de aquí.

— Pelos de mierda, alista una cosas. Voy a salir mañana — Dijo yéndose a casa. Debía hablar con sus padres.