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📍Santiago Del Estero, Argentina.


Agustín pov:

Demasiadas emociones mezclarse entre todos los presentes, mis nervios combatiendo contra los suspiros largos inquietos que soltaba al solo mirar la banda de la capitanía que tengo en mi brazo demostrando el liderazgo, mi selección y al país atrás cargando todos juntos la responsabilidad de hacerlos feliz una vez más como aquel mundial histórico que hemos vivido gracias a la selección mayor. Nuestro ansiado momento había llegado f deinalmente, después de tantos días entrenando y causar muchas risas compartidas con todos, estábamos por enfrentarnos en nuestra primera fecha de inicio de la copa mundial y habíamos podido contra el equipo contrario del mismo grupo.

—Cualquiera que le vea la espalda a este salame pensará que estuvo en una lucha salvaje.— dice divertido Valentín agarrando una botella de agua y me senté en un pequeño asiento.

—Cállate, envidioso. No me molesta en absoluto mostrar estás marcas con orgullo de que mi novia me marco.— le contesto mirándolo como se sienta a mi lado y llamo a Matías haciéndole una seña con la mano.—Por lo menos no me puso los cuernos.

—¿Justina? Ni la creo tan así, debe ser una buena mina y más soportando tus pelotudeces diariamente.— me contesta y el pelinegro alto se acercó hasta nosotros.— ¿Vos también tuviste una loca despedida antes de venir para acá, querido?

—¿Tan aburrida es tu vida para que nos preguntes estás cosas personales, Colo?— le pregunté levantándome de mi lugar.

—La sexual no, obviamente no lo es. Pero la sentimental sí, me aburre muchísimo no tener una novia. Necesito tips de amarres para cuando tenga alguien y me haga un amarre ella, así duro muchos años con esa mina.— me dice levantando las manos dramático y rodé los ojos sonriendo por sus ocurrencias.— No me dijiste nada, Soule.

El chico pelinegro soltó una risa divertida acariciando su cabello húmedo hacia atrás y miro a nuestro amigo que lo miraba con demasiada intriga.

—No, no tuve una despedida porque estuvimos afrontando una relación a distancia. Pero supongo que una bienvenida si tendré cuando la vuela a ver en algún momento.— le responde sonriendo y sonreí porque sabía que era el sentimiento de felicidad que estaba demostrando Matías.

Creo que no podría tener una relación a distancia con Justina, me costaba muchísimo el desapego de no tenerla cerca las veinticuatro horas del día y verla cuando llegaba de mis entrenamientos, me sería imposible estar tan distanciado de ella pero también ahora mismo de mi hija, aquella bebé que disfrutaba demasiado verla cuando llegaba y se encontraba despierta ansiando estar en mis brazos después de un largo día eran mi hogar ellas dos.

—¡Vamos muchachos!¡Vamos a seguir así como venimos, dándolo todo para tener la oportunidad de obtener un tercer gol y sobre todo disfrutar el comienzo de una gloria!— grita el ayudante del director técnico y todos comenzaron a aplaudir.

Salimos del vestuario para debutar el segundo tiempo manteniendo mi cabeza fría dirigiendo mis ojos hasta las personas que se encuentran animadas, gritando y sobre todo alentando a nuestro equipo hasta que finalmente mis ojos capturaron la figura femenina parada en el sector del público gritando y elevando sus brazos demasiado, dejándome a la vista una remera de la selección con el número cuatro y a su lado estaba una chica rubia acompañándola cargando un bebé en brazos con una sábana, mientras mantenía su puño en la boca y pude reconocerla finalmente cuando comenzó a moverse inquieta, era Sofía.

—No puede ser esto— hablé por lo bajo dándome cuenta que están Justina, Guillermina y Sofía en el público.

Creía que se quedaría en Buenos Aires aprovechando pasar tiempo con su mejor amiga y también organizando lo último de la mudanza para cuando nos mudemos finalmente a la casa que compramos.

𝐀𝐂𝐄𝐍𝐃𝐑𝐀𝐃𝐎 || 𝐀gustín 𝐆iay ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora