Las clases de Shrek

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Otro hermoso día en la escuela donde hacía un chingo de calor que parecía el desierto, por esos días maikol odiaba que solo tuvieran dos ventiladores ya viejos, como de la época de los dinosaurios eran esas madres.

-Que calor -Maikol se derretía en su puesto esperando llegar a su casa y pegarse una ducha.

-¿Quieres agua? -Maikol abrió los ojos cansado viendo a su lado a su vecino que le ofrecía una agua que misteriosamente estaba helada.

-Oh si.. muchas gracias -Agarro el agua nervioso, miró de reojo a su vecino que otra vez miraba al frente lo que decía el profesor.

Desde el día que se hicieron amigos, Evan estaba bastante servicial y amable al punto de que hasta pena le daba decirle que no cuando le pedía ir con el para volver a sus casas.

Maikol se sentía mal por alguna razón, no abusaba de su vecino como normalmente lo haría con sus otros amigos quienes lo llamaban a veces patrón.

La relación con su vecino era algo incomoda por que lo mirara tanto pero de alguna manera le agradaba cuando hablaban de cualquier cosa cuando iban a sus casas.

No sabría muy bien como describirla por que no conocía palabra que encajara con ellos dos o eso el cree.

En fin, Evan lo esperaba como siempre afuera del curso. Sus lacayos ya ni lo esperaban en la salida porque siempre lo veían irse con Evangelio.

-Perdón por tardarme tanto -Maikol recordó como luchaba para guardar sus cuadernos ya que justo ese día le tocaba presentar un trabajo y exponer sobre este.

-No pasa nada, ¿te ayudo a cargar tu mochila? -Veía como maikol estaba con una mochila que parecía tener piedras dentro por lo que se ofreció a llevarla.

-Pero... ¿y tu? -Le daba penita darle a evangelio su mochila.

-No te preocupes por mi -Cargo la mochila notando que no pesaba tanto como la suya.

Así empezaron a caminar y hablaron de cosas que les paso en la clase.

-Pinche ventilador todo viejo, de la época de los dinosaurios viene esa cosa -Pararon a comprarse unas cocas y descansar un rato.

Evangelio nomas escuchaba estando callado casi la mayor parte del tiempo, aveces se reía de lo que decía maikol.

-Esa señora si que nos dejó tareas... no vive la condenada -Luego de descansar y mirar un poco su telenovela turca en el televisor de la doña de la tienda, siguieron caminando esta vez maikol si cargaba su mochila pues pensó que ya era suficiente abuso al evangelio.

Al llegar a su barrio, maikol acompaño a Evangelio hasta la casa del morro palido donde se despidió y luego fue como el rayo mcqueen a su propia casa. Recién se acordaba que le tocaba ir con su madre a comprar ropa.

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