Hoy es el día hoy es el día.-Decía con animo Azula.
¿Que día?- Dijo Gaia confundida
Hoy es el día el que van a abrir un portal mágico para que las hadas vayan a coger recursos, y que tu madre Gaia pueda ver lo que está haciendo ella, ya que ella puede acer todo lo que ella quiera pero nunca puede ver,entonces estás lista ¿para entrar.?-Dijo Cerebra muy seria.
Claro que si estoy lista y gracias.-Dijo Gaia.
Y también es el día el que nos van a dar nuestros poderes nuestras ilusionada porque yo estoy al miil-Dijo Aura súper content-Dijo Aura súper contenta.
Azula, Gaia y Cerebra se dirigieron hacia el lugar donde se abriría el portal mágico. El aire estaba cargado de expectación, y las hadas revoloteaban en anticipación. Aura, llena de emoción, no podía dejar de sonreír mientras imaginaba los poderes que obtendría.
De repente, el portal comenzó a brillar con una luz deslumbrante, y una energía mágica llenó el aire. Gaia se sentía emocionada por la posibilidad de finalmente ver las acciones de su madre, mientras que Cerebra, siempre seria, lideraba el grupo con determinación.
Con un destello, las hadas entraron en el portal, ansiosas por explorar el reino mágico y recolectar los valiosos recursos. Azula, con su espíritu animado, lideraba el camino, seguida de cerca por Gaia, quien esperaba ansiosa la conexión con su madre.
Mientras cruzaban el portal, el mundo mágico se desplegó ante ellas, lleno de colores vibrantes y paisajes asombrosos. La jornada prometía aventuras y descubrimientos, y las hadas, imbuidas de poderes recién adquiridos, estaban listas para enfrentar lo que les deparaba este día único.En el bullicioso reino de los humanos, Azula, con su encanto y energía, pronto se encontró cautivada por un joven llamado Lucas. Sus ojos se encontraron en un encuentro casual, y algo mágico chispeó entre ellos. Azula, normalmente llena de vitalidad, se volvía un poco tímida cuando estaba cerca de Lucas.
El grupo de hadas continuó explorando el reino humano, pero Azula encontraba cualquier excusa para acercarse a Lucas. Gaia, notando la chispa en los ojos de su amiga, sonreía con complicidad. Cerebra, la líder, observaba con atención, consciente de que el amor podía traer tanto alegría como complicaciones.
Los días pasaron, y Azula y Lucas compartieron risas y secretos. La magia del amor había envuelto a Azula, y su corazón latía con fuerza cada vez que estaba cerca de él. Mientras exploraban el reino humano juntos, Azula descubría un tipo diferente de magia, una que no estaba vinculada a los poderes mágicos, pero que era igualmente poderosa: el amor humano.
