Cita entre hermanos

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Ninguno de los dos imaginó que su cita sería así.

Lincoln había decidido desde el principio que tenía que ser muy paciente, no crearse expectativas, y dejar que Leni se entusiasmara con todo lo que le gustaba. Esperaba largos recorridos por las tiendas de ropa, y tal vez que su hermana hiciera algunas compras por su cuenta.

Y sí. Nada más llegar, Leni le pidió que fueran a las tiendas de ropa. Pero curiosamente, la chica ya no se entusiasmaba tanto con el aspecto y el color de las prendas. Ahora las examinaba de arriba a abajo, estudiándolas con gran cuidado. Sus ojos expertos revisaban todos los detalles y ya no se dejaba deslumbrar tan fácilmente.

- Ugh. Esto fue hecho con mucho descuido. ¿Ves el lugar donde termina la costura? Si una chica llenita se lo pone va a lucir como una pila de llantas, aunque en realidad no sea muy robusta. ¿Y esto de aquí? ¡Ay, esta manga se va a romper a la tercera puesta! ¡No! Esta prenda es un desastre.

Lincoln la miro con cierta curiosidad. A primera vista, la blusa era muy bonita. Pero Leni la había despedazado sin siquiera probársela.

- ¡Uy, mira esta belleza! ¿Ves la costura?

- Err... No -dijo Lincoln, dudando.

- ¡Eso es precisamente lo impresionante! Es invisible. Parece que la prenda fuera hecha en una sola pieza. Este tipo de blusas cae perfectamente...

Conforme transcurría el tiempo, Lincoln dejó de aparentar interés. Comenzaba a interesarse de verdad. Leni era una verdadera experta en diseños, costuras, caídas, telas y tipos de cuerpo. Incluso se probó algunas para enseñarle cómo se veían en una persona real. El tiempo transcurrió mucho más rápido de lo que Lincoln había temido, y se percataron con sorpresa de que ya habían pasado cerca de una hora y media en la tienda.

Ya salían, y Lincoln se dio cuenta de que no habían comprado nada.

- ¿De verdad no hubo nada que te gustara?

- ¿Eh? ¡Oh no, Linky! No vine para comprar ropa.

- ¿Y entonces?

- Es que... -comenzó a decir la chica, y se detuvo. Un ligero rubor cubrió su rostro- ¿Sabes, Linky? Desde que fui a aquella entrevista, la de Nueva York, me he estado tomando muy en serio el consejo que me dieron. Si el mundo de la moda es así de duro, entonces debo cambiar mi punto de vista, ¿no lo crees? Busqué mucha información, y si hay costureras que han puesto sus propias tiendas de creaciones originales. Y han conseguido muchísima fama y prestigio. Así que pensé...

Leni suspiró y se encogió de hombros. Luego volteó a ver a Lincoln con una sonrisa forzada.

- Pensaste que es mejor resignar por completo tu sueño y dedicarte estudiar las artes de la alta costura, ¿verdad?

- Sí, Linky. Sé que soy bastante tonta, e... ingenua. Pero he tenido que aprender a escuchar consejos. Si no puedo hacer una cosa, haré otra.

Lincoln la miró, y se sintió entristecido. Su hermana intentaba aparentar fortaleza y convencimiento. Pero estaba desanimada. Todavía le dolía saber que no podría destacar en el mundo de la moda como ella hubiera querido.

- Leni, pero... ¿acaso no hay otra manera? No deberías abandonar así tus sueños. ¿Y si alguien pudiera ayudarte a lidiar con todos en el mundo de la moda?

Leni estuvo a punto de reírse.

- ¿Y quién, hermanito? Tú sabes cómo me trata todo el mundo. ¿En quién podría confiar? Solo en mi familia. Y no en todos, tú sabes.

El chico asintió. ¡Vaya que sí era cierto!

- Además, todos tienen sus propios sueños. Sería egoísta de mi parte pedir que me ayuden y obligarlos a renunciar a lo que quieren hacer, ¿no crees?

Solos contra el mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora