HORA 2: ENCUENTRO EN EL PASADO

3 0 0
                                    


La ciudad de Tenochtitlán vibraba con una energía tensa mientras los preparativos para la confrontación con Cortés se intensificaban. Hugo, junto a Itandehui, Cuauhtémoc y otros aliados, se encontraban en el corazón de la ciudad, en el Templo Mayor.

Moctezuma II, vestido con atuendos majestuosos, se acercó a Hugo con seriedad. —"El tiempo se acorta, viajero del tiempo. Cortés y sus hombres no tardarán en llegar. Debes usar tus dones para guiarnos y protegernos".

Hugo ascendiendo, sintiendo la responsabilidad cargar en sus hombros. Itandehui le ofreció apoyo. —"Confiamos en ti, Hugo. Las deidades te han guiado hasta aquí por una razón. Debes confiar en tus instintos y en el vínculo que compartes con el tiempo".

La ciudad resonaba con cánticos y plegarias mientras los sacerdotes preparaban ceremonias para buscar la bendición de los dioses en la inminente batalla. En medio de la anticipación, Hugo cerró los ojos y se sumió en la conexión con sus poderes temporales.

Visiones del pasado y del futuro se entrelazaron en su mente. Vio la grandeza de Tenochtitlán en su apogeo y las sombras que la acechaban. Visualizó la llegada de Cortés, sus estrategias y la tensión que desencadenaría.

Cuando abrió los ojos, la determinación brillaba en su mirada. —"Debemos fortalecer nuestras defensas y estar preparados para cualquier eventualidad"— anunció Hugo — "Cada acción que tomemos afectará el curso de los acontecimientos".

Itandehui y Cuauhtémoc asintieron, liderando la movilización de los guerreros y sacerdotes. Hugo, guiado por su intuición y visiones temporales, colaboró ​​en la estrategia defensiva, aprovechando su conocimiento del futuro inmediato.

El sol se elevaba en el horizonte cuando los tambores resonaron con más fuerza, anunciando la llegada de Cortés y sus tropas. La tensión en el aire era palpable mientras la ciudad se preparaba para el enfrentamiento.

Desde lo alto del Templo Mayor, Hugo observó la llegada de los españoles. La visión de las embarcaciones en el lago Texcoco y los cascos brillantes de los soldados extranjeros generó un escalofrío en su espina dorsal.

Cuando Cortés y Moctezuma II se encontraron en un intercambio ceremonial, Hugo sintió que el tiempo se ralentizaba. Era el momento crítico que determinaría el destino de Tenochtitlán.

La atmósfera vibraba con una mezcla de solemnidad y tensión. Hugo, junto a Itandehui y Cuauhtémoc, se encontraba en la línea del frente, observando el intercambio entre Moctezuma II y Hernán Cortés.

Las palabras resonaron en el aire, pero Hugo notó la tensión que se ocultaba detrás de las corteses formalidades. La llegada de Cortés no solo representaba una amenaza militar, sino también un choque de dos mundos, dos épocas, destinados a colisionar en un conflicto que resonaría a través de los siglos.

De repente, la quietud fue interrumpida por el rugido de conchas de caracol y los tambores que marcaban el inicio de la batalla. Las tropas españolas avanzaron, y la respuesta de los aztecas fue inmediata. La plaza central se convirtió en un campo de batalla donde choques de culturas y destinos se entrelazaron.

Hugo, sintiendo la carga de sus poderes temporales, guió estratégicamente a los guerreros aztecas. Itandehui utilizó su visión astral para anticipar los movimientos de los españoles, mientras Cuauhtémoc lideraba con valentía en la línea del frente.

La batalla se libra ferozmente. Las flechas volaban por el aire, las espadas chocaban y el estruendo de la lucha llenaba cada rincón de la ciudad. Hugo, en el epicentro de la contienda, tomó decisiones rápidas basadas en sus visiones temporales, tratando de equilibrar el presente y el futuro.

TRAS LAS HUELLAS DEL TIEMPO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora