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Obviamente no tenía caso que Katsuro iniciara en una nueva escuela cuando estaban por terminar el ciclo por lo que decidieron que tomaría clases en línea así que una semana después, cuando su padre lo despertó a las 7:00 am el menor de los bakugo no hizo más que lloriquear

—¿tenía que ser tan temprano? Aún me estoy recuperando del cambio de horario ¡al menos pudiste agendar las clases para la 1 de la tarde!— reprochó el menor
—¿y entonces en que momento piensas entrenar?—

El menor bufó fastidiado, ni siquiera se molesto en cambiarse, agarró sus cuadernos y se sentó en el escritorio de su habitación aún envuelto en su cobija

—se supone que llevas 2 años despertándote a las 5 de la mañana ¿como es que te cuesta tanto esto?— pregunto divertido su padre
—me despertaba a entrenar no a hacer unas putas ecuaciones— gruñó el menor medio dormido

Katsuki soltó una risita y siguió alistándose para el trabajo, dejó el desayuno listo para su pequeña bombita y volvió a subir para despedirse, se asomo por la puerta y le hizo señas al menor para que se acercara

—¿ya te vas?— preguntó el menor
—si, hoy no tengo patrullaje por lo que podemos ir a cenar fuera si quieres— ofreció
—bien...¿puedo salir cuando mis clases terminen?—

El rubio asintió, besó la frente del menor y se fue, el trabajo de oficina nunca le había emocionado pero sabía que esos días Katsuro estaba tranquilo pues cuando le tocaba patrullar o trabajar en alguna investigación en específico su hijo se preocupaba de que le pasara algo y no volviera a casa, aún recuerda la primera misión que tuvo después de tener a su hijo y como este se aferró a él rogando que no fuera, con el tiempo y gracias a la edad que tenía el menor había dejado de preocuparse tanto pero habían noches en las que este se negaba a dormir en su propia habitación y katsuki le permitía acurrucarse juntos para calmar sus preocupaciones

—¡mocoso!— una enérgica mirko se asomaba por el pasillo de la entrada
—¿que quieres?— preguntó con fingida molestia
—pronto tendrás tu primer caso, escuche a endeavor hablando con otros héroes probablemente te asignen mañana—

Katsuki suspiró con pesadez, le emocionaba la noticia pero sabía que su hijo no estaría contento, no lo malinterpreten, Katsuro admiraba mucho su trabajo como héroe pero debajo del traje seguía siendo su padre y las probabilidades de que muriera en una misión eran demasiado altas; caminó directo a su nueva oficina mientras hablaba con Mirko, seguía algo pensativo por lo que al dar la vuelta en un pasillo chocó con alguien derramándole café en toda la camisa, aún era muy temprano para estar gritando por lo que se limitó a agacharse para recoger los papeles que se le habían caído a la persona frente a él

—¿Bakugo?—

Una voz monótona pronunció su nombre y enseguida volteó a verlo, claro que el destino o cualquier ser supremo quería que sufriera

—todoroki...creí que trabajabas en la empresa de best jeaniest—
—si, solo vine a consultar a mi padre sobre un caso...¿cuando volviste?—

El rubio se había mentalizado con la idea de que lo más probable era encontrarse al bicolor ahí, después de todo Endeavor seguía siendo su padre, más no imagino encontrárselo tan pronto, maldecía a su tan mala suerte que lo hacía encontrarse con las personas que menos quería ver ¿que iba a seguir después? ¿Encontrarse a la perra de Ashido?

—todoroki-Kun, Endeavor me dijo que...¡¿BAKUGO?!—

¿Si deseaba que Sero apareciera se lo consederian? ¿O el universo simplemente le hacía caso para verlo sufrir? Katsuki empezó a contar mentalmente para calmarse, no se lo diría a nadie pero había tomado terapia para controlar sus ataques de ira solo para no dañar a su hijo

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