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CUENTAS PENDIENTES

—¿Por qué me has evitado todo el día? —interrogó él apegado en el marco de la puerta de la habitación de una vieja conocida suya a la que la casualidad de la vida volvió a poner en su camino — Ni siquiera puedes verme a la cara...

—No sé de qué hablas —dijo ella mirando aquellos ojos cafés que en algún momento fueron su debilidad.

Tal vez aún era así y por lo mismo, debía ser más fuerte que sus deseos e impulsos.

—Intentas apartarte de mí, cuando sabes que tú y yo tenemos cuentas pendientes.

—Te repito que no sé de qué hablas —asegura ella a punto de cerrar la puerta.

El chico rápidamente entró y la miró dándose cuenta que tanto ella como él habían cambiado.

Ella estaba más a la defensiva e indiferente mientras que él, desde que la volvió a ver no ha pensado en otra cosa que en concluir lo que no pudieron hacer hace once años.

Por cobardía y miedo jamás admitió que la amaba.

Y con el pasar de los años ese sentimiento parecía haber desaparecido, pero no era así.

Ella ocupaba un lugar que jamás nadie podría reemplazar. Ni siquiera quien el creía que era él amor de su vida.

En cambio, para ella esto era sublime, jamás pensó que los dos iban a volver a estar en una situación así.

Ella lo veía a él como fantasma, un fantasma de amor que jamás se pudo consumar...

Ese amor que le llegó a una muy mala edad y que por buena samaritana dejó ir.

Más tarde entre inmadureces y orgullo aquella historia era como un bucle de sentimientos y enredos que solo terminó cuando ya no había manera de que ninguno se volvieran a ver.

—Tú sabes muy bien lo que pasó hace tantos años y como tuvimos que evitarlo –habló el hombre sentándose en el filo de agua frente a ella

—Tu conciencia fue lo que evitó que aquello pasara —alegó ella distante y a la vez reviviendo aquellos besos bajo varias cobijas que se impregnaban en sus labios

—Yo moría por quedarme contigo —confesó— Pero no podía lastimar a nadie

—Lo sé —espetó ella— No te culpo ni te juzgo. Igualmente hablar de aquello ni siquiera tiene caso —susurró sentándose a lado del muchacho

—¿Realmente piensas así? —cuestionó él— ¿No crees que ahora todo podría ser diferente?

—¿Y por qué está vez todo sería distinto?

—Porque esta vez hemos madurado... Y esta vez ya no hay marcha atrás...

Ambos se miraron fijamente, y como si las palabras fueran innecesarias, los dos se besaron con una intensidad antes desconocida.

Aquel beso subió de nivel cuando é la apretó hacia su cuerpo sin intenciones de quererla soltar.

Ella puso sus manos en la espalda y nuca del hombre, transportándose a aquel momento donde ambos estaban así, sumidos en sensaciones idénticas a las de ahora.

EL COMIENZO DE LA RENDICION DE CUENTAS PENDIENTES ahora era un hecho.


Fragmento inspirado en un anhelo algo distante.

30 de Octubre 2023

DESAHOGOS DE UN CORAZÓN ABSTRACTO (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora