-01. Comienzo.

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Dejo escapar un suspiro, estaba cansado, aturdido, no sabía que había pasado hasta que recupero la conciencia, se dió cuenta que seguía en el baño mientras debajo de el se había formado un charco de un tono rojizo.

Lo miro por unos segundos para después mirar su brazo, tenía una gran herida abierta que de esta todavía brotada sangre, había perdido fuerza en su brazo y su cuerpo, si fuera por el se quedaría más tiempo pero los constantes golpes y llamados de sus compañeros de habitación no le dejaban.

Se paró teniéndose que sostenes de la pared, abrió la llave para quitar la sangre con el agua, procedió a quitarse su ropa ya manchada gran parte de sangre, saco una venda del gabinete y envolvió su brazo con esta.

Se mojo un poco el cabello y se puso ropa limpia. Salió del baño siendo recibido por la mirada furiosa de sus compañeros.

—Tardaste.

Expreso Crouch con una mueca en su rostro, murmuró un 'lo siento' y salió de la habitación.

Bajo a la sala común la cual está vacía, o casi vacía, solo estaban una pareja de rubios y le ignoraron y viceversa.

Tomo sus libros que había dejado en una de las mesas y se marchó, eran apenas las 7:20 de la mañana, el desayuno acaba a las 9, tenía bastante tiempo para despejarse.

Siguiendo su caminata e ignorando a los pocos alumnos que estaban fuera a esas horas salió del castillo, miro a su alrededor viendo el bosquejo.

Camino por los alrededores hasta meterse al bosque prohibido, escuchando a los animales hacer ruidos extraños.

Se sento bajo un árbol que estaba en la orilla que daba al lago negro, dejo sus libros a un lado y contempló. La tranquilidad era algo que pocas veces sentía.

Después de unos minutos tomo una libreta en particular, era una libreta, no pregaminos ni nada, una libreta muggle la cual tenía un hechizó en el, solo el podía abrirla.

Comenzó a escribir.

El niño miro asustado, su padre se dirigió a pasos fuerte a el, con una mirada furiosa hablo.

—¿Quién te dió derecho a hablar con los hermanos?

Grito el hombre. El niño le había comentado a las personas de la religión de su padre que este golpeaba a su madre.

Con la mirada agachada contesto.

—Lo siento, padre.

Levanto la mirada. Error.

El sonido de la bofetada sonó por toda la casa, el niño tenía la mirada desviada, lágrimas es sus ojos que amenazaban con salir, el dolor y ardor en su mejilla que probablemente quedó marcado y la mano alzada de su padre.

—Ya sabes cuál es tu castigo.

Dijo para después marcharse de la habitación dejando al niño en silencio mortal. El niño camino por la hasta hasta salir de esta, estaba lloviendo, caía granizo que golpeaba violentamente la tierra a su alrededor.

Camino hasta llegar a un árbol seco un poco alejado de su casa, se inco, con la mirada agachada junto sus palmas y comenzó a rezar.

—Amén. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in tentatiónem; sed líbera nos a malo. Amen.

Una y otra, y otra, y otra vez. Era observado por su madre quien estaba en el segundo piso, admirandolo desde la ventana, en su cara una expresión de dolor y aungustia.

Severus suspiró, la novela le estaba costando más en terminar, cada vez tenía más y pocas ideas, necesitaba plasmarlas en tiempo y forma o sino estás desaparecían. Miro el cielo.

8:40

Cálculo.

Cerró la libreta y la organizo entre sus libro, camino de nuevo hacia el castillo notando como ya varios alumnos estaban dispersos por el amplio patio.

Se acomodo su túnica y sacudió retirando la tierra que se había adherido a ella, camino hasta su salón,  segundo piso.

Cuando llegó aún no había nadie, miro su vendaje por debajo de la túnica. Manchas rojas.

Siguió caminando hasta llegar a su destino, entro y como siempre era el primero tomo su asiendo está vez en una esquina. Tenía clase de transfiguración.

Coloco sus materiales en la mesa, crujido, pasos, risas, sabía lo que venía. Se puso un hechizo para ocultar su presencia lo más que pudo, pero, estaba débil.

Varios chicos de Gryffindor, incluyendo a cierto cuarteto, ingresaron al salón seguidos de algunos Slytherin que no dudaron en sentarse a su alrededor dejándole pocas posibilidades a los Gryffindors de acercarse.

Se sintió aliviado mientras resivia una que otra mirada por sus compañeros. Miro a cierto chico, este le sonrió, era alto, más alto que él, ojos de un azul eléctrico, piel pálida y labios rosados difuminado en las orillas. Lo ignoró.

El chico igual volteo a otro lado, espero, se recargo en la pared a su lado, tenia sueño.

El banco se movió a su lado, rechino, frunció el ceño, cunado volteo se encontró con la mirada de un chico, tenía varias emociones que le era un poco difícil decifrarlas todas.

Iba a reclamar pero la profesora entro dando comienzo a la clase, se sentía un poco incomodo con alguien a su lado, la mayor parte del tiempo era o con Lily o solo.

El chico a su lado lo observaba por un tiempo indeterminado. Tomo el apunte de la clase en uno de sus pergaminos.

—Hola...

Escucho a su lado.

Volteó, el chico le miraba atentamente, una brillo unisual en sus ojos, ¿Qué era?

—Hola.

Su voz salió como si fuera un susurro. La sonrisa del chico se ensanchó.

—Soy Zelig Friedich.

Dijo mientras pronuncia lo último con un peculiar acento. Alzó un ceja, ese nombre no era típico del mundo mágico británico y el apellido no le era conocido.

Tal vez venía de una familia pobre como el, no importaba.

—Severus Snape.

Dijo en voz baja, no quería que la profesora los regañara por hablar en su clase.

El chico le tendió la mano discretamente para que la estrechará, miro por segundos hasta que porfin acepto.

Después de eso ninguno de los dos hablo de nuevo, ambos prestando atención a la clase hasta que terminó.

El chico lo seguia a dónde iba, le resto importancia ya que no decía nada, simplemente era como un fantasma a su lado.

Llegó al Gran Comedor, un rechinido lo distrajo, miro hacia arriba viendo como una gran cubeta que contenía un líquido verde iba a ser derramado en el.

Segundos después el estaba en el suelo, un dolor diminuto, miro y se encontró con los ojos de aquel chico, le había empujado justo a tiempo para que esa cosa ni le tocará, termino callendo en el.

Extrañado miro a su alrededor, varios Slytherin's se levantaron furiosos dispuestos a defender a sus compañeros de casa, los Gryffindor's no dudaron en contraatacar.

El ignoro todo el desastre y camino hacia el chico que trataba de quitarse la mucosidad. Movió su varía y la cosa desapareció.

—¿Porqué?....

Pregunto confundido, nadie jamás le había salvado de una de las bromas tan insignificante de los merodeadores.

El chico solo sonrió y se acercó a el pasando un brazo por su hombro guiando fuera de todo el desastre que se armó en el comedor.

𝔐𝔦 𝔰𝔲𝔦𝔠𝔦𝔡𝔦𝔬 •𝔖𝔢𝔳𝔢𝔯𝔲𝔰 𝔖. メDonde viven las historias. Descúbrelo ahora